Big Hero 6

Big Hero 6: Baymax, el robaplanos

Big Hero 6, que por su nombre podría pasar por una versión pirata del Guitar Hero o por una banda J-Pop (ya sabéis, pop japonés), es un equipo de superhéroes formado en tierras niponas al auspicio de otro supergrupo nacionalista, los canadienses Alpha Flight. Salidos de sus páginas, este grupo del que ha formado parte hasta un insigne X-Men (y ahora Imposible Vengador en la colección de Rick Remender) como Fuego Solar, contó con su propia miniserie y apariciones aquí y allá. Sin embargo, en la Marvel contemporánea su presencia es casi anecdótica, aunque la última vez que vimos a Hiro, Baymax y compañía en acción no fue hace mucho. Concretamente en la saga Hasta el fin del mundo del Spiderman de Dan Slott, en la que ayudaban al trepamuros a impedir que Doctor Octopus arrasara con el mundo.

 

Hiro & Baymax

 

Esta falta de interés por parte de la Casa de las Ideas hacia Big Hero 6 ha permitido a Disney hacer y deshacer a su antojo, creando un producto para el disfrute de toda la familia en el que se subrayan su característico mensaje de confiar en uno mismo y apoyarse en los seres queridos como herramientas para superar cualquier adversidad. El fondo reivindicativo de las últimas producciones de la factoría (la “salida del armario” y la independencia femenina de Frozen y Enredados respectivamente) es aparcado en favor de otro más políticamente correcto pero igual de importante: la multiculturalidad. Big Hero 6 es el vivo reflejo de una sociedad, la nuestra, cada día más globalizada y en la que (como ya predijeran títulos como Blade Runner en los primeros 80’) la influencia asiática es tremendamente poderosa.

 

Don Hall y Chris Williams, directores de la cinta, han construido un relato que combina la comedia más tierna con una acción muy espectacular, pensando siempre en la familia como público objetivo, sin hacer demasiadas distinciones entre grandes y pequeños, lo que se traduce en un humor eminentemente blanco y una acusada ausencia de guiños geeks u homenajes comiqueros más allá de los “obligados” al más notorio de los padres marvelitas.

 

De este modo la trama se centra en Hiro, un jovenzuelo rebelde que no hace sino desaprovechar su potencial y al que los “palos de la vida” hará espabilar y focalizar sus energías. Es su punto de vista el que nos guía a lo largo de toda la narración, el que nos da a conocer este espectacular mundo y el que nos presenta a los que llegado el momento serán los Big Hero 6, entre los que destaca un entrañable y achuchable robot llamado Baymax que hace las delicias de todos. Sin excepción. Si hubiera alguna foto al lado de la definición de robaplanos sería la suya.

 

Baymax

 

Como el propio Baymax, la película tiene una clara vocación servicial, de satisfacer y agradar a todo el mundo, lo que se traduce en una propuesta que innova poco en términos argumentales. La historia sigue el ya típico esquema superheroico, o lo que es lo mismo, el académico camino del héroe con sus respectivas figuras del mentor, el antagonista, el viaje… en definitiva, los elementos clásicos de cualquier aventura. Que no está mal, ni mucho menos, pero puede dejar frío a quienes vayan con las expectativas demasiado altas.

 

En base a esto se entiende, e incluso acepta, que el villano de la función sea un tipo con más teatro que carisma y cuya cantinela sea la de “el mundo me ha hecho así”, pensado más para el lucimiento de sus animadores (y vaya si se lucen), que otra cosa. Del mismo modo, que los componentes de Big Hero 6 (excluyendo a Baymax y Hiro) no tengan la oportunidad de ser perfilados. A los directores les interesa más tratar la dinámica de grupo de los héroes que profundizar en sus caracteres, por lo que los Wasabi, Honey Lemon, Go Go y Fred por separado no tienen incidencia ninguna (de hecho, ni se les ve ni se les espera), gozando en cambio, de un excelente acoplamiento como grupo dando lugar a divertidas escenas.

 

Si nos ponemos muy exigentes no sería descabellado hablar de Big Hero 6 como un título de más artificio que fondo, pero eso sería faltar a las intenciones y motivaciones del film, meditado para conquistar a los infantes de la casa y vender unos cuantos muñecos. Su trama sencilla pero bien armada, su colorido e imaginativo despliegue visual y el As en la manga que supone Baymax hace de esta una propuesta ideal para disfrutar en familia… o para descansar de los niños un rato.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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