Chronicle

Chronicle: En la senda de Akira

¿Te has preguntado alguna vez qué harías si alguna vez obtuvieses poderes? Si nos fijamos en el imaginario de Marvel y DC la respuesta es clara: te pondrías a trepar paredes o simplemente atravesarlas en una lucha autoimpuesta contra la maldad y la corrupción, porque «todo poder conlleva una responsabilidad«, ¿no?

 

La otra opción, siguiendo con las historietas clásicas, sería que, movido por tu insaciable ambición, te dedicases a robar y someter. La típica historia de dominación mundial y tal.

 

Nada más lejos de la realidad, lo sabes muy bien. Te dedicarías a espiar en la ducha a esa vecina o vecino tan sexy o a hacer el cafre con los colegas, demasiado asustado como para plantearte qué más deberías hacer con tu super-habilidad.

 

Alex Russell y Dane DeHaan en Chronicle

 

Rememorando Akira:

 

Si uno se pone a resumir mucho, Akira (de Katsuhiro Otomo) cuenta la historia de dos amigos. Uno de ellos (Kaneda) es popular, líder de una banda de moteros y con un carisma desbordante. Tetsuo es el otro, siempre a la sombra de su amigo hasta que por caprichos del destino se hace con un poder que amenaza con superarle.

 

En Chronicle Kaneda se ve representado por el popular Steve Montgomery (Michel B. Jordan) y el alternativo y carismático Matt Garetty (Alex Russell) que un buen día obtienen poderes de la manera más impredecible junto al solitario Andrew Detmer (Dane DeHaan). El problema es que mientras que Steve y Matt proceden de familias normales, la familia de Andrew la componen su moribunda madre y un alcoholizado padre que trata a su hijo con toda la brutalidad que le permiten sus embotados sentidos.

 

En Akira el detonante de la acción es la envidia que Tetsuo siempre ha acumulado en su interior contra su amigo. En Chronicle a esta envidia se unen la ira que siente Andrew ante su dura vida y el convencimiento de que (como ya pensara Magneto en X-Men) él es un salto evolutivo muy por encima de los simples humanos.

 

Dane DeHaan en Chronicle

 

Los superhéroes y la realidad:

 

En medio de la era dorada que viven las adaptaciones de cómics a la gran pantalla resulta muy estimulante ver producciones tan distintas a las demás como esta. Sin embargo, podemos enlazarla con otros filmes de esta época que se hacen la misma pregunta: ¿Y si todo el tema de los superhéroes ocurriera de verdad?

 

A esta pregunta Kick-Ass respondió presentándonos a un grupillo de gente sin poderes pero con ganas de emular a los tipos de los cómics. La cinta de Matthew Vaughn declara sin tapujos que los superhombres no existen y que los héroes no son más que locos sin remedio condenados a recibir palos. Watchmen, por su parte, creó la figura de Doctor Manhattan, un tipo al que los poderes obtenidos lo sitúan en la senda de los dioses.

 

Chronicle se queda a medio camino. Nos presenta a tres chavales perfectamente creíbles, muy humanos. Y como tales los tres son partícipes de todas las virtudes y los defectos que cualquiera de nosotros podamos tener. Es por eso que la película de Josh Trank (The Kill Point) consigue que la sintamos más cercana, todo un logro (que hemos de agradecer a los guionistas: el propio Trank y Max Landis, el hijo del director de la mítica Desmadre a la Americana) cuando los protagonistas son capaces de levantar coches con el pensamiento.

 

Michael B. Jordan y Dane DeHaan en Chronicle

 

Esa cámara…:

 

Si hay que buscarle un defecto a Chronicle éste lo hayamos en el uso abusivo de la «cámara en mano». La práctica totalidad del metraje se nos presenta como grabada por las videocámaras que poseen los protagonistas. Esto está muy bien en la mayor parte de las escenas, pero cuando se pretende dar un punto de vista externo o cuando la acción llega a su punto más álgido resulta difícil de creer que haya alguien grabando con su propia cámara el suceso en cuestión. La película no se habría resentido reduciendo el uso de este tipo de cámaras y es complicado entender por qué el director se obceca de tal manera con ellas.

 

En resumen:

 

Josh Trank da el salto al cine con una propuesta muy atractiva. Sus 84 minutos hacen que, además, sea muy fácil de ver. Un must-see en toda regla.

 

Acerca de RJ Prous

Avatar de RJ Prous

En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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