Ciudades de papel

Ciudades de papel: Persiguiendo a Margo

John Green juega en sus obras dirigidas al público adolescente con una gran baza: unos diálogos que más que respuestas, ofrecen preguntas a los jóvenes lectores. Si en Bajo la misma estrella se centraba en el amor exclusivamente y en las cascadas de lágrimas, en Ciudades de papel viaja y retrata sentimientos más cercanos de primeras: la amistad, la alegría de vivir, y las nuevas sensaciones y sentimientos que nos llegan por ráfagas en esos años, y muchas veces por alguien que nos abre los ojos a tales experiencias.

 

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Quentin y Margo han sido vecinos desde niños. Una noche, ella irrumpe en su cuarto y le hace una suculenta propuesta donde la venganza y la intriga están incluidas. Pasado ese día, todo cambiará. Margo ha sido siempre “la chica de al lado”, esa chica que aguarda ternura y misterio a partes iguales. Él es más terrenal y más pausado en sus actos. El protagonista descubre el lado ninja de la chica, que, como si de El Zorro se tratase, marca todas sus hazañas, como manda el reglamento de justiciero. Normal que «Q» quede prendado de ella. Ella tiene sed de venganza y él, pillado cual pagafantas, le acompaña como esbirro. Pero eso sólo es el principio; habiendo abierto su vena aventurera, Quentin seguirá una especie de yincana confeccionada por Margo. Sus colegas Radar y Ben le seguirán en la aventura junto con Lacey y Angela. Cual Goonies en una road movie, van tras las pistas que ha dejado en ese particular camino de baldosas amarillas del que todos sacarán varias conclusiones. Nat Wolff encarna muy bien el rol de desafortunado en amores y hace un protagonista más que apto, un chico normal en el que más de uno se vería reflejado. Cara Delevingne sale airosa en los veinte minutos que aparece en total en el metraje.

 

Nat Wolff y Cara Delevingne

 

Jack Schreier plasma el estilo del autor con acierto en su película. Alejándose de su anterior trabajo Un amigo para Frank, donde hablaba de las relaciones de un anciano, ahora habla de unos “adolescentes aunque sobradamente preparados”, propios de la inventiva del escritor, donde los adultos son secundarios. Pero por muy trotamundos e intrépidos que se sientan los personajes, no escapan de las desventajas de esta pronta etapa de la vida, en la que la búsqueda de uno mismo prima sobre todos nuestros actos. “Debes perderte para encontrarte a ti mismo”, qué gran verdad y qué bien la deshilan los guionistas para la adaptación. Muy bien dosificada, Schreier maneja con ritmo esta historia teen. Pese a la poca carga dramática (Ahí Bajo la misma estrella se llevaba la palma), el interés está en pie y gracias a los diálogos, Green se las apaña bien con ellos e impregna en sus libros el peso de “las primeras veces”. El espíritu quinceañero está bien recogido, va con fluidez y con la rapidez que necesita en cada momento.

 

Cara Delevingne

 

Ciudades de papel no es sólo una historia de amor juvenil, es una crónica generacional; Ese viaje supone revelaciones para todos. La amistad, el amor, las decepciones, las risas, los besos,… Todo sensaciones que se sienten con la efervescencia habitual que se vive en los pasillos del instituto. Dentro de ser una cinta comercial, transmite el mismo mensaje y con más potencia que varias historias juveniles de terreno indie. No es John Hughes, pero está cerca en lo que a la esencia equivalente de anteriores décadas se refiere. Green esta vez no nos hace sacar los kleenex, sino que nos deja con una buena sensación, y por qué no decirlo, con cierta melancolía de esas etapas…

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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