Cartel de Cómo acabar sin tu jefe 2

Cómo acabar sin tu jefe 2: Venganza torpe

La trinidad compuesta por estos inocentes amigos se dio a conocer hace ya tres años en Como acabar con tu jefe. Eran tres colegas que tenían la desgracia de soportar cada uno en su trabajo a un superior tirano. Liquidado ese asunto, a los ingenuos Kurt (Jason Sudeikis), Dale (Charlie Day) y Nick (Jason Bateman) les ha picado el espíritu emprendedor y han montado su propio negocio y ser sus propios jefes (de ahí quizá el cambio de preposición en el título español). Pero el empresario Bert Hanson (Christoph Waltz) y su hijo (Chris Pine) se ponen en contacto con ellos para hacer negocios con ellos, y después todo acontece como nuestros queridos amigos no esperaban.

 

Jason Sudeikis, Charlie Day y Jason Bateman

Sudeikis, Day y Bateman continúan en la secuela «Cómo acabar sin tu jefe 2»

 

Sin ganas de hacer una crítica al sueño empresarial americano ni a su mercado de oportunidades, aunque su argumento toque el tema, la película tiene el objetivo de hacer pasar un buen rato, como la anterior. Y no decae en sus cien minutos y llega hasta el final avanzando entre chistes, buenos giros, despistes de malhechores primerizos y mucha absurdez.

 

El trío protagonista está perfecto y muy en la línea de la comicidad yanqui (recuerdan mucho a los tres juerguistas de Resacón en Las Vegas). Siguen igual que en la primera entrega –salvo Dale que ahora es papá de trillizas- y con bastante infortunio en el vasto mercado laboral norteamericano. Bateman, Sudeikis y Day se entregan gustosamente al desfase sin desviarse a la grosería extrema. El guion les protege de ello y unos secundarios dignos de mención también, y en circunstancias a las que uno no está acostumbrado a ver: algunos repiten, como Jennifer Aniston, que no se ha curado de su adicción, o Kevin Spacey, que cumple condena por el delito de la primera. Jamie Foxx mantiene la faceta turbia y cubierta de tatuajes de la anterior parte. Pero hay nuevos jefes y gente que incordia a los demás. Su nuevo talón de Aquiles es un malcriado niño pijo, con carita de ángel por fuera y carácter luciferino por dentro: Rex (Pine), el odioso hijo de papá Christoph Waltz que encanta verle prestarse a esta nueva causa. Su perversidad tarantiniana queda perfecta dentro de los parámetros que marca la comedia gamberra. El alemán, convertido en tiburón de las finanzas será la nueva autoridad que bien merece un duro escarmiento. No hay mejor reemplazo para Colin Farrell.

 

Por mucho que a muchos mortales les gustaría vengarse de sus jefes, la trama queda alejada de la realidad (el personaje de Aniston parece la fantasía sexual de algún fan de Friends que se quedó con ganas de ver a Rachel Green en otra faceta). El humor infla cualquiera de las situaciones y percances por los que pasan aquí los personajes.

 

Christoph Waltz y Chris Pine

Christoph Waltz y Chris Pine, padre e hijo en la secuela

 

A nadie le sorprende de primera los gags. La primera estaba bajo la batuta de Seth Gordon, y ahora le toma el relevo Sean Anders (guionista de Somos los Miller y Dos tontos muy tontos), que conserva el tono. Claro que el guion lo firman las mismas manos, así que ambas partes están muy compenetradas. Digno de mencionar es el montaje rápido que sabe jugar acertadamente con el tempo, y presta todo el ritmo enérgico para que una comedia de esta tesitura sea digna de ser vista.

 

La historia concluye con la misma revelación de la primera: que Dios nos pille confesados a la hora de caer con un mal jefe, en forma simpática y al ritmo que define Katy Perry. Esa es otra, la banda sonora, que hila temas de ahora con hits como No matter what de Badfinger.

 

La historia evoca a un cruce entre Dos tontos muy tontos y Ocean’s Eleven, añadiendo el temple de Bateman, la histeria de Day y la bribonería de Sudeikis, que mantienen la película como perfecta secuela, y dando lo que prometen: más risas, más meteduras de pata y más enredos.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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