Eternamente Comprometidos

Eternamente comprometidos: Comedia sin alardes

Tras el éxito de La boda de mi mejor amiga (Paul Feig, 2011) Judd Apatow vuelve a adentrarse, de la mano de su productora, en el mundo de los enlaces matrimoniales dejando a su adorado Jason Segel el protagonismo y el cincuenta por ciento del libreto mientras que la otra mitad y la dirección corren a cargo de Nicholas Stoller, con quien Segel vuelve a formar equipo autoral tras Paso de ti (Nicholas Stoller, 2008), Los Muppets (James Bobin, 2011) y Todo sobre mi desmadre (Nicholas Stoller, 2010).

 

En esta ocasión se nos relata lo que ocurre entre el momento en que una pareja decide ir al altar y en el que se hallan físicamente en el mismo. Excusa argumental que genera situaciones entretenidas a raudales que podrían ser mucho más explotadas por otro guionista con algo más de mordacidad. Sin embargo, la pareja de guionistas formada por el protagonista y el director pasa de puntillas por todas las complicaciones entregando una comedia al uso sin grandes alardes imaginativos ni un humor desternillante. Tan solo a través de ciertas extravagancias que rompen el ritmo de la película consiguen desmarcarse de cualquier largometraje romántico.

 

Emily Blunt y Jason Segel en Eternamente Comprometidos

 

Segel no cesa en su empeño de mostrarnos que es algo más que el amigo bonachón de Ted Mosby en la serie Cómo conocí a vuestra madre. Es un gran secundario (Te quiero, tío [John Hamburg, 2009]), sabe llevar a sus personajes con soltura cuando están inmersos en una subtrama (la serie Freaks & Geeks) y si tiene que dar la réplica con un papel menor sobresale (Lío embarazoso [Judd Apatow, 2007]). Pero si el peso de una historia, por convencional y manida que sea, recae sobre sus anchos hombros, se viene abajo en seguida. Sus poses de entrañable bobalicón pasan de resultar ocurrentes si le tuviéramos en pantalla veinte minutos a cargantes en los excesivos 124 minutos que dura la historia.

 

Como él es el propio guionista de la película y parece no darse cuenta del problema se reserva a sí mismo todos los gags posibles intentando explotar aquello que parece ser lo que más le gusta interpretar, un perdedor a lo Chandler Bing al que le acaba saliendo todo bien.

 

Emily Blunt, por su parte, brilla con luz propia. Encandila a todos los personajes y los propios espectadores con una simpatía y un encanto innato. Cada gesto de cariño que tiene con Tom (Segel) es naturalidad proveniente de la sinceridad. La química con cualquier intérprete de la película es más palpable que el supuesto humor contenido en ella.

 

Emily Blunt y Jason Segel en Eternamente Comprometidos

 

El plantel de secundarios también es atractivo por sí solo. Los televisivos Chris Pratt y Alison Brie son el contrapunto perfecto a la pareja protagonista. El primero construye uno de los personajes más divertidos de la comedia televisiva actual en la serie de Greg Daniels Parks & Recreation y aquí se encuentra como pez en el agua en el papel de padre y marido gamberro y salido. Brie cómicamente sobresale menos que su marido en la ficción porque desde el propio guión no tiene suficientes chistes pero nos muestra una cara más de la versatilidad que posee como actriz. Famosa por sus papeles en Mad Men y Community cada nuevo proyecto ha significado un reto distinto en su carrera y si sigue por los pasos que le han llevado hasta donde está podría ser la nueva Zooey Deschannel en no demasiado tiempo.

 

Así pues, una cinta entretenida pero de excesiva duración en la que aquellos afectados por el estrés de sobrellevar las dificultades que se le presentan a una pareja se verán identificados.

 

Segel, encuentra ya a la madre y cambia de registro u olvídate de papeles protagonistas.

 

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