LOL

LOL: Los adolescentes y su problemática

Sin haber visto el original pero presumiendo que no puede distar mucho tratándose de la misma responsable, es fácil suponer que lo que ha movido esta producción ha sido el mero afán de hacer que el cuerpo sacacuartos de Miley Cirus se ponga en funcionamiento otra vez. Y si por el camino también es posible sacar rendimiento a una Demi Moore en horas muy bajas (tanto personal como profesionalmente), pues otro tanto que añadir a la buchaca.

 

La historia no se aleja lo más mínimo de la típica cinta sobre jóvenes que sienten vivir vidas terribles porque sus madres no les compran motos, porque su chico/a no les quiere lo suficiente y el mundo no les entiende. Utilizan a modo de arma de destrucción masiva unas páginas que conformen un diario para luego sorprenderse de que los progenitores lo lean y se escandalicen. El susodicho púber en cuestión se escandaliza aún más viendo coartada su intimidad (sí, esa misma que no tiene ningún pudor en mostrar por las redes sociales) y ya está servido el giro de guión sin mucho esfuerzo. Por el camino, hay un poquito de sexo cándido, de música pop blandengue, de adultos forzosamente desactualizados y una ristra de personajes sin fuerza, sosos y estereotípicos.

 

La vaga premisa que intenta vender como algo diferente el producto es la brecha digital acaecida con los nuevos modos de comunicación y de qué manera eso separa a las generaciones de los padres de las de sus vástagos. Sin embargo, colarla con la sinopsis del dossier y luego explotar la idea durante el metraje de una manera útil para el transcurso de la trama no son sinónimos. Las redes sociales tienen una mínima presencia que se reduce a una impresión en pantalla de la conversación que están manteniendo tal que “- tdo bin? – no se, dimlo tu ☹” y un par de vídeollamadas. Vamos, un futuro que actualmente es pasado. Una diferencia generacional que en realidad no es tal, pues los padres son conocedores de esas tecnologías tan expertos como sus propios hijos (al menos en la ficción).

 

Miley Cirus y Demi Moore en LOL

 

La imagen que presenta la adolescencia en los días que corren es la de unos chicos demasiado despiertos en cuanto a droga, sexualidad, asumir riesgos, experimentar y llevarse a uno mismo al límite. Cada día está presente en las noticias y en Internet. Esto parece tenerlo claro Lisa Azuelos en su intento por hacer encaje con la tecnología como motor de las relaciones entre personajes. Entonces, ¿por qué pinta unos muchachos tan quiero y no puedo, tan remilgados y encorsetados y fuera de la lógica que dictan los tiempos? Tristemente, todo parece indicar que por la misma razón por la cual en el viaje a París de los estudiantes se presenta a la sociedad francesa (a pesar de la procedencia de la directora) como anticuada, desorientada y pasada de moda. El dinero viene de donde viene y es lo que manda.

 

Lo que es innegable es que la pareja protagonista formada por Demi Moore y Miley Cirus funciona. Ninguna de las dos son grandes intérpretes y ambas deben agarrarse a este proyecto como un clavo ardiendo para intentar lanzar una y relanzar la otra sus carreras (si es que algo así es posible), lo que provoca que, al menos en las escenas que comparten, la química aflore e intenten sacar como mínimo una sonrisa cuando están juntas. Otra cosa es que el libreto esté repleto de gags manidos, chuscos y sin gracia, pero ahí ya las protagonistas poco pueden hacer.

 

Un filme más en la larga lista de películas adolescentes que tiene un público muy concreto con cada vez menos interés en el cine y poco dinero que gastar. Mala ecuación.

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