Mi gran aventura sexual

Mi gran aventura sexual: Entre lo previsible y lo estimulante

Desde la fría Canadá nos llega una caliente comedia sobre los placeres de la sexualidad y lo determinante de esta en las relaciones de pareja. Imaginemos por un momento todas esas historias de grandes amigos que se enamoran, revelan sus sentimientos y viven felices para siempre… pero ¿y luego qué?

 

¿Qué ocurre cuando el platonismo que se profesan se va desgastando a causa de la cotidianeidad diaria? Más importante aún, ¿y si ese delicioso amante en el plano emocional, que te cuida y te mima es un pésimo amante en la cama? Sí, tenemos un serio problema. En este caso el problema lo tiene Jordan (Jonas Chernick), cuya novia le deja y le «invita» a experimentar y aprender a satisfacerla si quiere tener algún futuro con ella. Y más por obligación que por interés, Jordan se pone manos a la obra. Grosso modo esta es la premisa de Mi gran aventura sexual, una comedia romántica cuya mayor pretensión es dejar de lado la cursilería habitual del género en favor de un humor más picante e irónico.

 

Emily Hampshire

 

Unas aspiraciones que Sean Garrity y Jonas Chernick (director y guionista / protagonista respectivamente) casi, casi consiguen. La película mantiene un interesante equilibrio entre la desfatachez de los hermanos Farrelly y la ñoñería de la que hacen gala las producciones protagonizadas por Katherine Heigl y compañía. Pero esta pequeña historia de amor encuentra dos lastres difícilmente superables: un guión harto previsible y una galería de secundarios encorsetados en los roles arquetípicos del género. Y es que, como ocurriera en films como con Derecho A Roce (o en Don Jon, si hacemos caso de las intenciones que presenta el tráiler), Mi gran aventura sexual quiere jugar con los clichés y tópicos que envuelven a estas historias, pero no termina de dar con la tecla, lo que impide que vaya más allá de un entretenimiento ligero.

 

Aún así, su pareja protagonista y algunos descarados gags, se muestran como alicientes considerables como para decantar la balanza a favor de la película. Pero como no es plan de desgranar los chistes que nos ofrece, vamos a centrarnos en Chernick y Emily Hampshire (a quien pudimos ver, por ejemplo, en Cosmopolis). Él ha escrito un papel a su medida, porque no hay nadie como uno mismo para saber qué puede dar y qué no. Ella, por su parte, se siente muy cómoda encarnando a la parte espontánea y «dominante» de la relación.

 

Este es quizás el punto más estimulante de la cinta, el (pretendido o no) intercambio de roles del que somos testigos. Las féminas de Mi gran aventura sexual (Emily Hampshire y Sarah Manninen) son muy pragmáticas en cuanto a las relaciones, independientes y buscan la satisfacción personal. No desesperan por el afecto de ningún hombre ni se desviven por encontrar el amor. Las Amanda Seyfried, Reese Witherspoon, Rachel McAdams o (por supuesto) Katherine Heigl de turno deberían tomar nota.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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