Salt: Angelina, heroína de acción

Siempre es un placer disfrutar de Angelina Jolie en pantalla, más aún cuando se enfunda el traje de faena y se mete a heroína de acción. Y en un género plagado de viejas glorias que no saben cuando han de retirarse y un relevo que no da la talla, se agradecen presencias como la de Angelina, quien demuestra en Salt que para pelear y disparar no hace falta perder un ápice de feminidad.

Estamos acostumbrados a que cuando una mujer protagoniza un film de acción ésta adquiera rasgos masculinos en pro de dicha acción. Las heroínas son maniqueas, son las que llevan la voz cantante porque tienen un buen cuerpo, pero en el fondo daría igual si en lugar de una mujer fuera un hombre. El personaje sería exactamente el mismo.

He aquí uno de los aciertos del director Phillip Noyce y del guionista Kurt Wimmer (quien escribiera y dirigiera la ya cinta de culto Equilibrium). Wimmer logra alcanzar ese punto en que nos creemos que Evelyn Salt es capaz de saltar del techo de un camión a otro en plena autopista y de abatir a quien se le ponga por delante sin que por ello se resienta su lado femenino.

Si bien se agradece que se tome a la mujer por bandera en un género en el que no se prodigan en exceso, la trama peca de convencionalismos. Al igual que Heat en su momento, la saga de Bourne ha hecho mucho daño, pues sus fórmulas se han venido repitiendo hasta la saciedad sin aportar nada nuevo. Salt no es una excepción, y las reminiscencias de la obra escrita por Tony Gilroy se dejan notar bastante en su acabado técnico y visual, así como en el desarrollo del personaje.

Algo que por otra parte no siempre es malo, más cuando el resultado es satisfactorio, y la primera parte del film lo confirma. Tiene un ritmo trepidante, con escenas que nos dejan pegados al asiento. Sin duda, Salt lleva un ritmo ascendente hasta su culmen en el funeral de un alto cargo que presencian en Nueva York. A partir de entonces ocurre lo de siempre, los giros de guión hacen que la película se pierda y se salga del buen camino. Se vuelve predecible perdiendo parte de su interés, yéndose por los derroteros propios del género.

A pesar de lo cual, Salt deja un buen regusto final. Tanto, que uno se empieza a plantear ciertas cosas. Buenas… y malas: ¿Por qué no hay más heroínas así? ¿Por qué ese innecesario exceso de testosterona en otros films? ¿Por qué se parecen todas a Bourne? ¿Para cuándo la próxima de Angelina?

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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