Shanghai

Shanghai: John «el espía soso» Cusack

Un año antes de que Mikael Håfström firmase El Rito y aburriese a medio universo a la vez que nos hacía llorar por la carrera de Anthony «soy Odín» Hopkins el sueco cogió la maleta y se plantó en Shanghai para una co-producción chinoamericana que sirve para poco más que hacernos bostezar y mirar el reloj.

 

John Cusack y Gong Li en Shanghai

 

 

La historia que nos vende Hossein Amini (nominado al Oscar por Drive) no está mal: un espía llega a Shanghai en 1941 mientras los japoneses y los alemanes traman un hecho que cambiaría el rumbo de la II Guerra Mundial. Un thriller histórico que pretende abrir nuestra mente para ver esta época con otros ojos. De paso se critica de manera superficial a los políticos y su ineficacia a la hora de actuar y ya tenemos un filme para poner una y otra vez en las clases de Historia del instituto.

 

El problema es que el aspecto histórico tan pronto aparece como se diluye en favor del simple drama de faldas y la película va dando tumbos con multitud de escenas innecesarias hasta lograr que sus 105 minutos se nos antojen horas y horas de interminable suplicio. No es que la película debiera haber sido más corta, es que no está contada de una manera atractiva.

 

 

Chow Yun-Fat en Shanghai

 

 

Tampoco ayuda que el protagonista sea John Cusack. Cuando se rodó este filme aún quedaban dos años para que el actor norteamericano hiciese que Edgar Allan Poe se revolviera en su tumba de Baltimore, pero Cusack ya quedaba tan mal como espía «bondiano» en 2010 como quedaría como detective/novelista en El Enigma del Cuervo. También está en la película Chow Yun-Fat, pero eso no es novedad, ya que está en casi cualquier filme americano con asiáticos. Håfström sólo tuvo que descolgar el teléfono un día que pidió comida china y se lo enviaron de regalo.

 

Más peso tiene el papel de Gong Li (Memorias de una Geisha) como mujer de armas tomar que en una sociedad masculina juega a dos bandas sin importarle el riesgo en busca de una venganza muy propia de las historias orientales. Si Li no deslumbra es más por falta de oportunidades que por de voluntad de la actriz.

 

En definitiva. Dirección desganada, actores perdidos, escenarios de saldo… Aunque no siempre se cumple, si algo luce como un pato, camina como un pato y dice ¡cuá!… Cuando una película tarda tantísimo en llegar a nuestros cines algo quiere decirnos. Poco tiene que hacer contra el resto de la cartelera.

 

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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