Tenías que ser tú: Cuando las leyendas cambian lo estipulado

TitularTenías que ser tú, película dirigida por Anand Tucker, viene a ser lo de siempre; chico conoce a chica de forma rocambolesca, y uno de los dos sufre un abrupto cambio en la concepción de la vida, del amor. Con su característico traje escaso de sufrimiento y repleto de tópicos, o mejor dicho para este caso, leyendas, la temática dá, eso no cabe duda, para hacer un sin fin de los clásicos puntos de giro que este género nos brinda. Basta con recordar películas como Cuatro bodas y un funeral (1993), de Mike Newell, Mientras dormías (1995), interpretada por Bill Pullman y Sandra Bullock, o Notthing Hill (1999), un exitazo, uno de muchos, de la actriz Julia Roberts, que se alojan en el mismo frasco, pero cuya esencia mana un olor coherente. Lo que es claro en Tenías que ser tú, con risas justas, y sin dejar de entretener, es su repetición del más de lo mismo: Comedia romántica al más puro estilo hollywoodiense.

 

TitularLa trama se sustenta en una tradición irlandesa del siglo V según la cual las mujeres pueden pedir la mano a sus novios un día cada cuatro años, el 29 de febrero. En esta tesitura, Anna Brady (Amy Adams) pone rumbo a la vicaría y sigue a su novio, Jeremy (Adam Scott), de Boston a Irlanda para sorprenderle con tan grata noticia. Ya en la tierra del color verde, sólo hay ver los paisajes, Anna conoce a Declan (Matthew Goode), la única persona que la puede llevar de un pequeño pueblecito costero irlandés a la gran urbe, Dublín, donde se encuentra su novio Jeremy. En Declan intuimos a un enamoradizo de buen ver que resignado por los fracasos sentimentales lleva una vida relajada aislada del consumismo y banalidad de los conglomerados personales que son las grandes ciudades. En Anna vemos a una mujer de altas esferas que se dedica al diseño interior de las casa en la que surge una transformación mental y de concepción de valores a través de unos enredos repetitivos y un tanto absurdos que se muestran con un obvio ejemplo: ¿Cómo puede una persona coger un barco en pleno temporal torrencial al más puro estilo de La tormenta perfecta y luego dormir plácidamente con una entrañable pareja canosa de la profunda Irlanda sin aún haber cumplido el tan codiciado objetivo? Si hay necesidad, se hacen locuras, y otra cosa no, pero la mente humana y de los estudios son retorcidos idearios. Pero casi matarte y luego relajarte de forma opiosa, por una imposibilidad bastante aparente, dice uno que es incoherente; por lo menos sospechoso de ello.

Como punta de lanza para la taquilla, Universal y Spyglass Entertainment han contado con Amy Adams, actriz que tiene ya dos nominaciones a los Oscars, Junebug (2005) y La Duda (2007), y que su nombre ha venido significando últimamente cine de calidad; además, el incipiente y siempre correcto Matthew Goode, que toda España recordará por su guiri interpretación en Al sur de Granada o la más reciente Wacthmen, pone el toque británico a este tipo de producciones. Bajo estas premisas, Tenías que ser tú tendrá una dura competencia en la cartelera: La americana En la boda de mi hermana, de Mark Steven Johnson; La francesa codirigida por Claude Berri y Francois Dupeyron Un regalo para ella; el remake de Neil LaBute, Un funeral de muerte, o la española, La vida empieza hoy, de Laura Mañá lucharán por hacerse notar en este característico cine de las épocas estivales.

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