This is England: Ni Hackett ni Burberry, Dr. Martens

TitularEsto es Inglaterra. Es difícil que un título sea más expeditivo. Nada de caballeros apuestos con trajes hechos a medida y galanes paseándose melancólicos por Portobello porque sus chicas no les quieren.

Inglaterra en los 80, en plena guerra de las Malvinas. En los suburbios de las ciudades obreras los jóvenes están hartos de la Thatcher, sus mentiras y el desempleo. Todo este clima provoca un odio teñido de racismo. Shaun, de 12 años, ha visto cómo su padre ha muerto en la guerra y no tiene un solo amigo, hasta encontrar a Woody, skinhead que le acoge bajo su manto.

Con esta premisa Shane Meadows recrea a la perfección una década últimamente muy a la moda y explica con pelos y señales qué significa ser un skinhead, para alejarlo de los convencionalismos. Se puede ser negro y skin.

El uso en momentos puntuales de imágenes reales sobre la vuelta a casa de los soldados apoyado en su gran banda sonora -con canciones de UK Subs, The Specialsyz composiciones de Ludovico Einaudi– hacen que se dote de un verismo a la película del que por otro lado su parte ficticia nos aleja.

Porque podemos entender porqué Shaun siente admiración por sus nuevos amigos, le tratan como a uno más, y eso es suficiente para él. Sin embargo, sólo pasamos por encima de los demás protagonistas, no conocemos la vida de ninguno -hay personajes que ni siquiera sabemos porqué están ahí, como el hombre de las gafas y la boina-, ni porqué toman la decisión de ser skins. Tampoco se entiende que chicos de 20 años quieran pasar el tiempo con un niño de 12, más allá de querer reclutarlo en sus filas, o que chicas que se mueven en este ambiente se interesen sexualmente por él.

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Todo cambia completamente con la llegada de Combo, veterano skin que ha pasado años en la cárcel por no delatar a Woody. La película torna entonces hacia tintes más oscuros, cercanos a otras películas con el movimiento skin como premisa. Pese a estar perfectamente ambientada, en este punto a Meadows se le exige mayor crudeza, más guerra y menos humor. Presentar a un personaje como violento y hacerlo crecer hasta el punto de llevar a pensar que es un asesino psicópata y dejarlo en un mero perro ladrador deviene en que pierda fuerza. Sí, tiene momentos violentos, pero las motivaciones vienen atropelladas, aparecen de repente y no guardan relación con la arenga que tanto proclama.

Thomas Turgoose parece estar interpretándose a sí mismo, un niño de 12 años barriobajero con familia desestructurada, y lo hace a la perfección. Pero en el reparto hay un nombre propio, Stephen Graham. Medio metraje le vale al nuevo Al Capone de ScorseseBoardwalk Empire– para demostrar que hay vida más allá del nazi reconvertido que Edward Norton creó hace unos años en American History X. Su histrionismo contenido nos hace sentir vergüenza ajena, lástima, odio, repulsión. Es un actor al límite de sus posibilidades, el Paul Giamatti inglés, que bien puede dar vida a un perfecto villano o al compinche bobalicón del gángster de turno.

This is England no pasará a la historia como una obra maestra, pero es un muy buen reflejo de unos años convulsos que han marcado a una generación, lo cual es todo un mérito. La historia queda cerrada con una melosa escena final pero parece que ser debido al éxito, Meadows ha querido explotar el tirón con This is England ’86, serie que narra las vidas de los protagonistas tres años más tarde. Habrá que ver si era necesario.

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