Una Cuestión de Tiempo

Una cuestión de tiempo: Todos queremos a Richard Curtis

Richard Curtis es el tipo ideal para salir en un día de esos primaverales en que nos sentimos cursis y enamoradizos. Quien más y quien menos tiene unos cuantos días así al año, momentos en los que nos apetece ser positivos y ver como triunfa el amor. Richard Curtis es a la comedia romántica lo que el rejuvenecido Sylvester Stallone al cine de acción, un certero conocimiento de su público objetivo y de los esquemas del género y un desmedido gusto por la autorreferencia. Y por eso le queremos. Es ese yerno ideal que nos engatusa con su encanto. Desde fuera habrá quien no vea en él más que impostura, pero realmente es así, su cine no tiene motivaciones ocultas ni ofrece nada distinto de lo que haya hecho antes. Casi podría decirse que sigue un patrón, lo que –si se tratarase un yerno embaucador– tendría connotaciones bastante siniestras. Pero nos estamos yendo por las ramas.

 

Una cuestión de tiempo no ofrece, pues, nada que no hayamos visto en anteriores proyectos como Love Actually (2003) o Notting Hill (Roger Michell, 1999). Así que su presencia en San Sebastián no distraiga a nadie o genere falsas expectativas.

 

Una Cuestión de Tiempo

 

El protagonista de la historia es Tim (Domhnall Gleeson), un joven que, al cumplir 21 años, recibe de su padre (Bill Nighy) una desconcertante revelación: los hombres de su familia pueden viajar en el tiempo a momentos anteriores de sus vidas. Descubiertas sus posibilidades, Tim no duda en utilizar este don para arreglar los entuertos que se le van presentando y, más importante aún, para enamorar a la chica de sus sueños. Un atractivo y original punto de partida que no termina de explotar las opciones que ofrece, simplificándolas a unos pocos gags al servicio de la búsqueda del amor verdadero. Más que plantear una historia sobre viajes temporales, la película pretende hablar del valor que le damos al tiempo enseñándonos que cada momento es importante, por lo que hay que sacarle el máximo partido, como si fuera el último. Esta decantación por temas como el amor, la unicidad de los momentos y las segundas oportunidades emparenta la propuesta de Curtis con films (dispares en forma, que no en fondo) como Todos los días de mi vida (Michael Sucy, 2012) y con Más allá del tiempo (Robert Schwentke, 2009). Dos films que, curiosamente, comparten con Una cuestión de tiempo a una de sus protagonistas: Rachel McAdams. Pero esta es otra historia.

 

Es tal el desinterés que siente el director / guionista hacia los viajes temporales en sí, que estos caen en muchas incongruencias, las reglas se rompen y modifican según le va interesando para profundizar en los distintos aspectos de la trama. Licencias que se permite y que le perdonamos, ya que no son más que la herramienta elegida por Curtis para profundizar en los temas citados hasta ahora.

 

Además, cuando se cuenta con un Bill Nighy en estado de gracia, lo demás no importa. El actor (que ha participado en los otros dos largos del director neozelandés) es el corazón de la película. Construye un personaje del que es imposible no enamorarse gracias a una mezcla de ternura y buen humor de la que hace gala hasta en los momentos más duros. Lo mejor de Una cuestión de tiempo son las escenas que comparten Nighy y Domhnall Gleeson. Todas ellas, sin excepción. La relación padre – hijo que muestran en pantalla es maravillosa.

 

Como comedia romántica, el film se aleja del cinismo de títulos recientes como Con Derecho A Roce (Will Gluck, 2011) y abraza un tono más ingenuo, muy deudor de la romcom británica popularizada durante los noventa por el propio autor con su guión de Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell, 1994). De ahí, que tampoco falten esos secundarios tan conmovedores e imprevisibles que dan color a sus historias y que se dejan querer con tanta facilidad, igual que Richard Curtis.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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