Vivir de noche

Vivir de noche: Atrapado por su pasado

El éxito es un arma de doble filo. Si bien te permite tener un mayor grado de libertad creativa y de poder de decisión, también genera un nivel de exigencia mucho mayor. Las expectativas crecen al mismo ritmo que los reconocimientos. Así, los excelentes réditos que le dio Argo (tanto en premios como en comentarios de crítica y público), permitieron al bueno de Ben Affleck encarar Vivir de noche (proyecto que tuvo que aparcar cuando Fincher le llamó para protagonizar Perdida) con todas las facilidades posibles por parte de Warner Bros.

 

Zoe Saldana y Ben Affleck

 

A partir de una obra de Dennis Lehane (de quien ya adaptó Adiós pequeña, adiós), Affleck retorna a su zona de confort, a Boston, a relatar una historia de tintes criminales siguiendo a unos personajes que luchan por no salirse de sus éticas personales en un mundo de grises muy difusos. Y lo hace en un escenario muy goloso, los EEUU de la Ley Seca. El director y actor encara un thriller que evoca a la mejor tradición del cine gangsteril, siguiendo la trayectoria «profesional» de Joe Coughlin (el propio Affleck), un veterano de guerra reconvertido en bandido, desde sus inicios en su ciudad natal hasta su ascenso a la cima en Florida.

 

El cineasta vuelve a demostrar sus aptitudes detrás de las cámaras, bien apoyado por el trabajo de profesionales como Robert Richardson (ganador de tres Oscar a la mejor fotografía). Uno de los grandes atractivos de Vivir de noche radica en su excelente ambientación y el pulso de Affleck para rodar escenas de una gran crudeza y violencia. El otro gran activo de la película son las interpretaciones de su plantel principal, especialmente los roles femeninos. Con un tiempo en pantalla relativamente escaso para sus 129 minutos de metraje, Elle Fanning y Sienna Miller cargan sus trágicos personajes de matices, hasta el punto de que una mirada les sobra para expresar qué sienten sus personajes. Brendan Gleeson, Chris Cooper o Zoe Saldana también saben dejar su impronta en el espectador.

 

Ben Affleck y Sienna Miller

 

Y a pesar de todo, Vivir de noche está lejos del resto de trabajo del director. El socorrido recurso de la voz en off no aporta nada a la narración, más allá de adelantar el destino final del protagonista y de subrayar lo que ya estamos viendo en pantalla. Distrae más que ayuda a un relato que, tal como está estructurado, habría funcionado mucho mejor en un formato de miniserie. En su guion, Affleck presenta a Joe Coughlin en distintas etapas de su vida, sin que exista un nexo más o menos natural que las vaya enlazando. Cuando finiquita un tema, deja que pasen algunos años y presenta un nuevo obstáculo que ha de superar su protagonista. Así, la historia pasa por la guerra de mafias en Boston, el auge del contrabando de bebidas alcohólicas, los inicios de Ku Kux Klan… Cada una de estas etapas tienen una fuerza terrible por separado, pero hay tanto que contar en cada una, que Affleck va rascando la sueprficie de cada una dejando pasar una y otra oportunidad.

 

Para atrapar al espectador con una historia potente, su enfoque es errado. La impresión que transmite la película es que su máxima pretensión es retratar una época y un contexto, dar una lección de historia americana apelando a uno de los géneros del Hollywood clásico y apostándolo todo al gancho de su reparto.

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Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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