Sector 7

Sector 7: Corea a la americana

1985. Poco antes de abandonar su proyecto, el equipo de trabajadores de la plataforma petrolífera Sector 7 se ve atacado por una misteriosa criatura marina.

 

Kim Ji-hun (Mokpo the Harbor, May 18), demuestra con su tercera película que el cine coreano puede ser tan comercial y típico como cualquier película de acción americana, incluso con su regular 3D. Y seguir el patrón más tópico si hablamos de una monster movie, como es el caso que nos ocupa. Personajes planos y estereotipados para un film que tuvo la osadía de publicitarse cual Aliens coreano fuera. De sueños también vive la propia fábrica de éstos.

 

Sector 7

 

La fórmula de un grupo de personas enfrentadas a una criatura poco amistosa ha sido muy recurrente en esta clase de género. Una fórmula atractiva pero sobreexplotada, donde la mayoría de propuestas suelen discurrir de igual forma y suelen salvarse de la quema sólo las que saben contar lo mismo pero de forma diferente, las que cuentan con ingredientes más genuinos. Lo más original por poco usado que se puede encontrar en Sector 7 (si nos olvidamos de escarbar en las profundidades de la serie B, con títulos inferiores como The Intruder Whiting, Parasite, Proteus, The Rig…), es que la historia transcurre en una plataforma petrolífera, lo que podría haber dado más juego, dando la sensación de que una de sus mejores bazas ha sido desaprovechada.

 

La película está escrita por Yun Je-gyun, director y guionista de Tidal Wave y Sex is Zero, para las cuales contó con la misma protagonista. Olvidándose de propuestas patrias más originales y mejor llevadas como The Host de Bong Joon-ho (Gwoemul, 2006), el guionista echa mano de los modelos occidentales sin impregnar la cinta de nada que deje cierto gusto a cine coreano. Escribe una película de acción con algunas escenas metidas con calzador, cuyos momentos de suspense o tensión son quebrados por un humor mal incrustado y que no viene a cuento —¿cuándo aprenderán que esa táctica en vez de «dar un respiro al público», sólo rompe cualquier drama creado hasta el momento?—. Como guinda, está la supuesta denuncia sobre el tema del petróleo partiendo de los años donde aún se creía que podía hallarse algún yacimiento en la zona marítima donde acontece el film, algo a lo que simplemente se le dedica unas palabras en los créditos, y nada en la película en sí, por lo que queda como una débil intención relegada al nivel de anécdota cumplidora.

 

 

Ha Ji-Won, modelo y cantante además de actriz, protagoniza la cinta interpretando a una mujer de acción. Su actuación es aceptable salvo en algunos momentos que se ve algo forzada, olvidando que una joven de su complexión no resulta demasiado creíble como trabajadora petrolífera. Ahn Sung-ki (Silmido, The Warrior), el más veterano del reparto, también es el más convincente como uno de los líderes de la plataforma. El trío protagonista lo completa Oh Ji-ho, algo desaprovechado como el novio indulgente de la protagonista. Entre los secundarios sobresalen Cha Ye-ryun como la científica y Park Chul-min como el jefe del equipo, salvándose de tener momentos cómicos sin sentido como el resto de integrantes del reparto. Sobre el engendro, otro personaje más, decir que no queda claro si tiene cierta inteligencia más allá del instinto animal o no, a juzgar por sus acciones que tan pronto son elaboradas como torpes.

 

La fotografía —la real— está bien llevada por Lee Doo-man, y la música de Kim Sung-hyun cumple aunque no sobresale. El 3D en cambio, como en la mayoría de las cintas desde que comenzó su moda, es prescindible, sólo un reclamo más, viéndose en algunos momentos fondos claramente superpuestos que lastran el conjunto aún más si cabe. Sobre los efectos especiales, destaca la criatura, aunque su aspecto recuerda a las de otros films sin ser igual, y a estas alturas eso es incomprensible.

 

Sector 7

 

Concluyendo, cinta para ver sin pretensiones donde la sombra de The Host es alargada. Y una trampa, pues muchos la verán pensando en las virtudes de la susodicha, llevándose un buen batacazo. El film coreano es más del estilo survival horror con acción de Deep Rising (Stephen Sommers, 1998), pero careciendo de su entretenimiento.

 

Como curiosidad, la película fue pre-vendida a cuatro países en el mercado del cine en Los Ángeles, el «American Film Market», antes de su liberación, y más tarde a 8 países asiáticos, 4 países europeos y los 24 países en el Oriente Medio y África, en muchos de los cuales vendida al precio más alto pagado por una película coreana. Eso es triunfar antes de demostrar que se merece.

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