Snowpiercer (Rompenieves): Revolución antisistema

Snowpiercer (Rompenieves)

Snowpiercer (Rompenieves)

Título Original: Snowpiercer

Director: Joon-ho Bong

Guión: Joon-ho Bong y Kelly Masterson, basada en la novela de Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette

Reparto: Chris Evans, Jamie Bell, Tilda Swinton, John Hurt, Ed Harris, Octavia Spencer y Steve Park

Corea del Sur-EEUU-Francia-República Checa/ 2013 / 126′

Productora: Snowpiercer / Moho Films / Opus Pictures / Stillking Films / CJ Entertainment

Vivimos una época en la que se estilan las películas de denuncia social y lucha de clases. El hecho no es sorprendente habidas cuentas de la salvaje crisis que se desató hace ya más de un lustro y cuyas consecuencias aún padecemos. También es una buena época para la ciencia ficción ya que la gente va al cine para evadirse…

Vivimos una época en la que se estilan las películas de denuncia social y lucha de clases. El hecho no es sorprendente habidas cuentas de la salvaje crisis que se desató hace ya más de un lustro y cuyas consecuencias aún padecemos. También es una buena época para la ciencia ficción ya que la gente va al cine para evadirse del gris y tétrico mundo real que les rodea durante un par de horas. Con este panorama es normal que triunfen mezclas de géneros como pudo ser la estupenda Elysium (Neill Blomkamp, 2013) o el filme que nos ocupa hoy, que algunos afortunados pudimos ver en la pasada XI Muestra Syfy y que ahora llega, de manera muy limitada, a los cines españoles.

Quizá la mejor manera de acercarse al nuevo trabajo de Joon-ho Bong sea la de la ignorancia total. Recuerdo que en las semanas previas a su visionado, se me contaron mil y una versiones del argumento, que iban desde el terror hasta el drama a lo The Road, y esquivé a duras penas un buen puñado de tráilers de gente interesada en «picarme» para ir a verla (como si me la fuera a perder). Amén de que yo sea un poco especial con los anuncios de las películas y su tendencia a destriparme el argumento, la decisión fue acertada porque es increíblemente divertido enfrentarse a Snowpiercer sin tener la más remota idea de lo que pueda suceder a continuación de cada escena. El director de The Host ha preparado un filme que esconde una sorpresa con cada nueva puerta que va abriendo y que, con razón, fue uno de los más aplaudidos en su proyección en los Cines Callao.

Snowpiercer (Rompenieves)

No es Rompenieves la película perfecta, sus pequeños (pero abundantes) fallos de raccord y su propensión (tan asiática por otra parte) a extenderse más de lo necesario juegan más de una vez en su contra a lo largo de las dos horas por las que se extiende. Pero el caso es que es tan dinámica, tan fresca y tan endiabladamente entretenida que uno tiende a olvidar los fallos y a ensalzar todas y cada una de sus muchas virtudes.

Bong nos lleva a un futuro post-apocalíptico en el que la estupidez humana (va en serio) ha logrado que reine en la Tierra una suerte de invierno nuclear eterno del que muy pocos se han salvado y los que lo han hecho sobreviven desde hace años en un tren que recorre la circunferencia terrestre a una velocidad endiablada. El resto es fácil de adivinar: como si se tratara de un viaje más, la humanidad restante se divide entre los de business, los de turista y la Tercera Clase, que se hacina en los vagones finales y de la que tendrá que salir un líder (Chris Evans) para liderar la revolución y hacerse con el control de la máquina que rige sus vidas.

Snowpiercer (Rompenieves)

Hay que tomarse el argumento como lo que es: una fábula que saca a la luz la cara más miserable de la humanidad actual para enfrentarla a las infinitas posibilidades de redención que se le ofrecen al ser humano en cada momento de su vida. La organización del tren «Rompenieves«, en el que cada vagón representa un pequeño avance en el estatus social de quienes viajan en él, no es difícil de trasladar a nuestro día a día y el detonante de la acción no dista demasiado de los que podrían (a día de hoy) levantar a la población frente al poder establecido, sólo hay que cambiar el rapto de niños con oscuras intenciones por la construcción de un paseo y la destrucción de plazas de aparcamiento.

Y es precisamente aquí donde el director da un nuevo detalle de genialidad. Frente al sometimiento o la revolución (que no haría sino intercambiar los roles entre los dominantes y los dominados), Bong propone una tercera vía que nos puede recordar al anarquismo o a lo que se llegó a oír en la ahogada plataforma del 15-M y que se basa en la huida del sistema en busca de un modelo nuevo. Sin desvelar nada del argumento, Bong viene a decir que si capitalismo, comunismo y las actuales democracias parlamentarias son sistemas cuya utilidad ya ha caducado, viene siendo hora ya de buscar un nuevo sistema que represente y acomode a las generaciones que están por venir. Puede parecer muy sesudo, pero el director y guionista lo presenta con tal naturalidad y simpleza que no es hasta que uno está digiriendo la película que se da cuenta del mensaje que lanza.

Tilda Swinton en Snowpìercer (Rompenieves)

Marco Beltrami, compositor de bandas sonoras que van desde Scream hasta Jungla de Cristal y Hellboy, opta por un fondo musical plagado de inquietantes pianos y violines que contribuyen a crear la atmósfera de opresión que se le supone a un último reducto de la humanidad en el que la vida de cada persona se desarrolla en unos pocos metros cuadrados.

El reparto, salpicado de caras conocidas, va desde la simple decisión comercial de Evans, quien, a mi entender, cada vez sorprende más con la variedad de sus interpretaciones, a pesos pesados como pueden ser la inconmensurable Tilda Swinton (Quemar Después de Leer, Tenemos que Hablar sobre Kevin), John Hurt o Ed Harris. Bong sabía perfectamente que su proyección internacional pasaba por su triunfo en Estados Unidos y es por ello que inunda de caras conocidas por todos un reparto que, por otra parte, parece encantado de haber participado en una propuesta que suena tanto a futuro como esta. El resultado lo veremos mejor en junio (fecha de estreno en Estados Unidos) que en nuestro país gracias a la pobre distribución que nos han hecho de la película, pero que quede como dato que el filme lleva ya recaudados más de 80 millones de dólares en todo el mundo. Igual es que merece, y mucho, la pena verlo.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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