Con o sin retraso todo llega. Tras una dura sesión de negociaciones con la cúpula de La Noche Americana Cine de Barro se desdobla para que vosotros, mentecatos del celuloide, no os sintáis indignados con todas las películas que califico como horrores de imprescindible visionado. Así nace Sesión Golfa, una sección con clásicos inolvidables en la que nunca entrarán peliculillas como El Club de la Lucha o Reservoir Dogs… En realidad el único cambio que notaréis estará en el banner, pero he de hacerme el importante.

Este mes os traigo una película de 1974 y de factura europea, para variar, de hecho es una coproducción hispano-italiana dirigida por Marcello Fondato (Diamantes a gogó, Superfantagenio) y protagonizada por los inigualables Bud Spencer y Terence Hill, protagonistas aproximadamente de 15 películas de acción y comedia entre 1970 y 1990 y responsables de gran parte de mis trastornos mentales.

Tan cutre como entrañable y genial.

«¡¡¡Te voy a hacer polvo!!!»

El por qué de la elección de esta película entre todas las de este genial dúo (y mira que todas son candidatas a esta sección) es doble: por un lado quería hacerles un pequeño y sentido homenaje y, por otra parte, está el hecho de que esta película ¡se desarrolla en Madrid!

¡¡¡¡El Vicente Calderón!!!! ¡Y todavía no estaba ni Jesús Gil!

Bien podría ser El tío la Vara montando en moto hacia el Puente de Segovia.

Persecución de motos por la Casa de Campo con el teleférico y Madrid de fondo, ¿cuántas películas se lo podrían permitir?

Y como la película se rodaba en Madrid, actores españoles no faltan. Entre ellos tenemos al fantástico Luis Barbero (Matías en la serie Médico de Familia), a Manuel de Blas (que recientemente ha actuado en XP3D) o al archiconocido Emilio Laguna:

A Jeremías (Luis Barbero) entran ganas de adoptarle y darle un plato de algo caliente, en serio.

Emilio Laguna, con su cara de borrachuzo, dirigiendo el coro de bomberos. Irrepetible.

«Vamos a jugárnoslo a cervezas y salchichas»

Vayamos al argumento, que sé que en el fondo os interesa.

Kid (Terence Hill) y Ben (Bud Spencer) son rivales en un rally de Simca 1000 en el que se juegan un «minibólido de carreras» (¡un buggy!) como premio al vencedor. Como los dos son los ganadores han de repartirse el premio, pero todavía no han tenido tiempo de disfrutarlo cuando, por cruzarse en el camino del malvado Padrino (John Sharp), se quedan sin buggy. Kid no se queda de brazos cruzados y trata de que le devuelvan el premio y, ya de paso, arrastra consigo al pachón de Ben.

Ver a un tío enorme dentro de un coche pequeño siempre ha sido cómico.

Competición de salchichas y cervezas en medio de un caos absoluto. Parece el título de una obra de arte post-moderno.

Chistes de gente que se cae de culo, ¿no son geniales?

«Este Paganini es el hombre pintiparado para ti!»

Pero una vez más, el argumento palidece ante los geniales personajes que me han arrancado lágrimas de risa. Aparte de los protas, os dejo con mis preferidos:

1. El Doctor: Un tipo con más pluma que un ave del paraíso (sin ofender a nadie) Excéntrico hasta para comer (¡¿¡¿zanahorias y leche en una reunión de la mafia?!?!)

2. El Padrino: Coge a un niño pequeño y gordito y hazlo grande y malvado. Tendrás a un jefe del mal sin cerebro y desternillante. Ojito a su atuendo.

3. Paganini y Atila: Manuel de Blas acojona y descojona en su papel de asesino italiano. Atila (Deogratias Huerta) es un pobre desgraciado, un matón que termina dando lástima, pero lástima de la que hace gracia.

El Doctor Maligno estaría orgulloso de este Doctor.

Si este hombre hubiera participado en la película de El Padrino las cosas habrían sido muy distintas.

Como he dicho, Paganini acojona.

«¡¡¡Una cabeza rota es siempre una cabeza rota!!!»

En fin, seguiría y seguiría. Hice 40 capturas de la película para escribir este artículo, porque la verdad es que no tiene desperdicio, pero ha habido que hacer selección. Para los que aún os preguntéis por qué he pensado en esta peli os diré que hace algún tiempo hubo un anuncio de un banco en el que salía Bud Spencer repartiendo estopa. Mientras yo le hacía la ola, mi hermano se me acercó diciendo «¿Quién es ese?«. No podía permitirlo: Bud Spencer es el Chuck Norris de mi infancia, un tío al que nadie tosía y, para mí, es mucho más genial que el ranger de Texas, con diferencia.

Os dejo con la música que acompaña a las peleas, la genial Dune Buggy (acompañada por imágenes de la película, para que veáis que existe y tal):