Bárbara

Bárbara: Desde la RDA con amor

Tuvimos la oportunidad de verla en la edición 2012 de la Berlinale, donde ganó el Oso de plata a la mejor dirección, pero es ahora cuando llega a las salas comerciales españolas. Ambientada en la República Democrática Alemana, Bárbara es una historia de soledades y de anhelos en el contexto de la Alemania dividida del siglo XX, y también una película de reflejos y falsas apariencias.

 

Lo que nos propone el director alemán Christian Petzold es un sobrio retrato de las vicisitudes de una mujer con dos caras en un territorio hostil. Bárbara es, por un lado, una doctora de gran profesionalidad y conocimientos. Por otro, esconde un pasado incierto que todavía la mantiene forzada a la clandestinidad. Ambas facetas dan forma a un personaje interesantísimo y misterioso, interpretado con eficacia por la actriz Nina Hoss. El resto de personajes, que son, en realidad, comparsas que se mueven alrededor del de Hoss, también presentan esa dualidad que se descubre antes o después.

 

Nina Hoss en Bárbara
© Christian Schulz / Schramm Film. © Hans Fromm / Schramm Film

 

De algún modo, esa dicotomía en la que están construidos puede hacer pensar en una falta de profundidad de sus personalidades. En realidad, esa simpleza (que nace de la distancia que marca el cineasta entre ellos y el espectador) es la que da fuerza a una historia que no está interesada en ser completista sino en centrarse en unos pocos elementos. Casi parece construir una película de espías sin espías, o una de médicos donde el hospital no es lo más importante, pero, en realidad es de Bárbara y solo de Bárbara (y de una serie de sentimientos, sirviéndose de ella como modelo) de quien está hablando.

 

Una de las mayores virtudes de Bárbara es su tan bien medido tempo y cómo la información (de los personajes, de la trama, del contexto en el que vive la protagonista) va administrándose con cuentagotas. Al espectador se le ofrecen piezas de un rompecabezas que recompensa a medida que van transcurriendo los minutos entre diálogos rocosos y planos fijos, y que no se completa convenientemente hasta el final de la película.

 

Bárbara se estrena en la misma fecha que dos potentes cintas estadounidenses, una de Steven Soderbergh y el remake de un clásico del terror de los años 80. Bárbara da el contrapunto calmado y reflexivo a los guiones rebuscados y las emociones fuertes con una historia sosegada pero no por ello menos impactante y apasionada. Para una audiencia inquieta.

 

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