El Caso Farewell

El Caso Farewell: La Desmitificación del Espía

Basada en hechos reales poco conocidos por la mayor parte de la población, pero no por ello menos importantes (el Informe Farewell ayudó al derrumbe de la antigua Unión Soviética) llega a nuestro país, con dos años de retraso, esta producción francesa que nos habla de un caso de espionaje que tuvo lugar durante la Guerra Fría.

 

La pareja protagonista está formada por dos directores consagrados: Emir Kusturica y Guillaume Canet. El primero, ganador de la Palma de Oro de Cannes por Papá está en viaje de negocios (1985) y Underground (1995); el segundo, afamado por Pequeñas mentiras sin importancia (2010). Ambos se encargan de mostrarnos que un espía no consiste en ser una persona insensible interesada únicamente en que la misión encomendada salga bien, sino todo lo contrario. Humanizan sus personajes y les dotan de un gran realismo al mostrarnos que estos tienen preocupaciones como las puede tener cualquier otro ser humano. Grigoriev, coronel de la KGB desencantado con el régimen de su país, tiene como primera motivación que su hijo pueda vivir un futuro mejor y, a cambio de la información proporcionada al gobierno francés, lo que pide no son sino objetos que le alegran su existencia y la de los que tiene alrededor. Pierre, a su vez, demuestra su lado más sensible al querer abandonarlo todo porque no soporta estar mintiendo a su mujer. Por tanto, los comportamientos de los personajes principales lo que hacen es dotar a la película de una sensibilidad que no estamos acostumbrados a ver en otras de este género, haciéndola al mismo tiempo más realista.

 

Al reparto se suman Fred Ward, quien da vida al presidente norteamericano Ronald Reagan y Philippe Magnan, quien automáticamente nos recuerda al personaje que interpreta: François Mitterrand. Ambos actores bien elegidos por las similitudes físicas que tienen con los personajes reales.

 

El Caso Farewell

 

La banda sonora es otro elemento que ayuda a crear sensaciones que el espectador puede no esperarse en un principio. Canciones de Queen, Pink Floyd, Simple Minds y Leo Ferré, imprimen a las escenas en las que aparecen un sello de libertad, nostalgia y rebeldía, según el caso. Se produce  una rivalidad constante a lo largo de la cinta: la lucha del comunismo frente a Occidente, éste último representado por la música. Y así lo vemos, por ejemplo, en la escena en la que el hijo de Gregoriev canta We will rock you como si fuera el mismísimo Freddy Mercury, una clara señal de lo que le pasaría históricamente al bloque soviético.

 

Tampoco podemos olvidarnos del contexto de la época, en el cual nos vemos totalmente inmersos. Se consigue una ambientación del Moscú de aquel entonces bastante meritoria para no haber rodado una sola escena en dicho país. Los apartamentos, el papel de las paredes así como los muebles, los colores rojizos y castaños que rodean a la ciudad… todo está perfectamente bien recreado.

 

En resumen, El caso Farewell es una suma de suspense y drama dentro de los films de espionaje, pero sin la excesiva violencia y grandes efectos especiales a los que nos tienen acostumbrados desde Hollywood con espías como James Bond o Bourne. Y es que esa era la intención de su director, Christian Carion, demostrar que la vida profesional de cada uno influye de gran manera en la vida privada y humanizar la labor del espía. Así consigue que desde el primer momento nos veamos envueltos en las labores que realizan Gregoriev y Pierre y que podamos identificarnos con ellos en cada paso que dan.

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