Grace de Mónaco: Diplomáticamente insustancial

Grace de Mónaco

Grace de Mónaco

Título Original: Grace of Monaco

Director: Oliver Dahan

Guión: Arash Amel

Reparto: Nicole Kidman, Tim Roth, Frank Langella, Paz Vega, Milo Ventimiglia

EEUU – Francia – Italia – Bélgica / 2014 / 103′

Productora: Stone Angels / YRF Entertainment / Umedia

«Creo en los cuentos de hadas si estamos dispuestos a luchar por ellos«. Claro Grace, qué fácil es para ti decir eso. Debió compensarte mucho dejar tu valorada carrera hollywoodiense para convertirte en princesa consorte monegasca, mal que le pesase a la industria entera y a tu principal admirador, tu amigo Hitchcock…

«Creo en los cuentos de hadas si estamos dispuestos a luchar por ellos«. Claro Grace, qué fácil es para ti decir eso. Debió compensarte mucho dejar tu valorada carrera hollywoodiense para convertirte en princesa consorte monegasca, mal que le pesase a la industria entera y a tu principal admirador, tu amigo Hitch (Alfred Hitchcock para el resto de los mortales). Todo un sacrificio para tornar tu típica vida americana para encumbrar el sueño característico de tu país con una corona, y ser una Cenicienta de carne y hueso.

Grace Kelly es un icono del Siglo XX a la que el destino le deparó un «supuesto» sueño idílico para dedicarse a su familia y a sus obligaciones exigidas por su real cónyuge: Rainiero III de Mónaco.

Grace de Mónaco

Porque en esa faceta es en la que se centra el relato, como bien indica el título: la vida menos interesante y que se forja dentro de palacio, con los intríngulis políticos en los que el monarca estaba inserto. Problemas en referencia a la petición de Francia en solicitar tasas al Principado, dadas las exenciones de impuestos que tenían allí los empresarios. Casinos, riqueza, lujo, y fiestas. Un paraíso europeo, con toda su ostentación incluida.

Oliver Dahan muestra a una mujer que aún no se ha adaptado a la nueva rutina; lleva unos años casada, es ya mamá de Carolina y Alberto, pero todavía se le presentan obstáculos. No domina el francés, la estela de actriz continua latente, y los problemas políticos de su querido Rainiero también le influyen de forma negativa. En tal hecho se apoya para emprender el argumento. Ella es más que un rostro bello del cine, y pelea por que se la tome en serio. Luchadora sí, pero mujer florero al fin y al cabo. Carente de garra, la imagen proyectada aquí de Kelly es la de una Cenicienta que consiguió su príncipe, pero vacua por dentro; algo de garra le hubiera venido bien, porque en esta ocasión se la ha quedado toda Maria Callas, a la que Paz Vega la recrea un tanto excesiva, y poco creíble cuando canta.


Intimida enfrentarse a vidas pasadas, si es de una figura emblemática del séptimo arte, mucho más; si se trata de Grace Kelly, la presión es alarmante, un reto para unas pocas actrices, igual de talentosas y de firmes: Como Nicole Kidman. Ella deambula por la mansión Grimaldi con garbo y elegancia. Tan fuerte es su presencia que es ella la que parece tener un consorte, y no al revés. Tim Roth hace un excelente Rainiero, y consigue ser un apoyo perfecto para su compañera de reparto. La corte real queda bien tipificada, una secretaria amargada, una cuñada misteriosa, unas damas de la alta sociedad muy altivas, o un sacerdote confidente (un placer siempre ver a Frank Langella), o incluso amigos selectos, entre los que se encuentran Maria Callas y Aristóteles Onassis.


Es difícil alejar un biopic del estilo televisivo. Algunos tienen un acabado perfecto: fue el propio Dahan quien plasmó la potente vida no tan rosa de Edith Piaf con esa inmensa Marion Cotillard en 2007. Sin embargo, hay otros que pasan por la cartelera sin pena ni gloria, como Diana, que parecen manufacturas destinadas a la pequeña pantalla.A ver cómo es la próxima biografía en celuloide -quizá de aquí nazca el spin-off de la Callas-.

Grace de Mónaco

El director ha mantenido demasiado las formas. Pero de primeras es normal: Grace Kelly es mucho mito para abalanzarse sobre él, pero una vez superados los temores, extraer lo fascinante del personaje hubiera sido lo interesante, en vez de andar de puntillas por el Palacio de Mónaco, y con tanta lisonja hacia la pomposidad y tanta gala de la Cruz Roja.

Perfecta por fuera, pero vacía por dentro. Este caramelo insípido ha suspendido en la actual edición de Cannes, y ni el glamour de la Kidman (todavía el botox no lo ha quebrantado) lo ha salvado.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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