Monsieur Chocolat narra la historia real de un hombre de raza negra que a finales del siglo XIX trabajaba limpiando un circo y como poco a poco empieza a vivir un ascenso social al convertirse en un clown de éxito en un dúo cómico. Una historia que sin duda resulta fresca y llamativa, el problema es cuando el guion no sabe en que dirección avanzar. La película tiene un comienzo alegre, optimista y con mucho ritmo, pero cuando te descuidas aparece un flashback que te lleva a las raíces y orígenes de este señor en su añorada África; esto corta el ritmo de la película y rompe ese optimismo y tono cómico que enganchaba y resultaba tan agradable.

No quiero parecer un insensible ni nada parecido pero, ¿por qué?, ¿de qué trata la película?d ¿la vida circense?d ¿el ascenso social de un hombre negro? ¿o de lo crueles que fuimos los europeos y americanos en África? De verdad, esto ya lo sabemos, ya lo hemos visto y se busca algo nuevo; el tema está ya reventadísimo y no provoca sensibilidad ninguna, más bien repulsión y rechazo.

Si hay algo que destaca en la película, es la interpretación de Omar Sy (Intocable), quien hace un trabajo exquisito ya que parece un auténtico artista de circo, maneja su cuerpo ejemplar, ha debido someterse a un amplio entrenamiento físico, no eres consciente de que es un actor ya que es como tener a un auténtico clown trabajando en directo; a su lado tenemos a un notabilísimo James Thierrée, interpretando a su compañero, hace un gran trabajo pero es ensombrecido por su compañero.

Lo mejor de Omar Sy es que no solo destaca haciendo estos movimientos estrambóticos o muescas cómicas y cargadas de ironía, si no que sabe sostener perfectamente las escenas dramáticas que muestran el lado más humano (en ocasiones turbio) del personaje  ya que es capaz de salirse del «payaso» para convertirse en un hombre oscuro y lleno de problemas y preocupaciones.

Precisamente esa parte oscura del personaje es la que no se sabe llevar bien, ya que se estira durante unos largos cuarenta y cinco minutos, y después de un arranque tan frenético y alegre no le sienta nada bien. Por esto Monsieur Chocolat acaba derrochando una gran idea, una muy buena propuesta para lo que podría haber sido una agradable comedia, pero no se qué sucede que si no se revuelven las heridas del pasado, no nos podemos quedar a gusto.