Strings: Una joya movida por hilos

TitularLa eterna lucha del bien contra el mal nunca cansa cuando se trata de fantasía épica, sobre todo cuando se reformula con una historia contada con una animación tan especial.

Imagina un cuento digno de Michael Ende por su belleza y complejidad pero ambientado con la magia y la simbología del Cristal Oscuro. Ahora súmale una técnica inigualable y unos personajes inolvidables y tienes algo cinematográficamente incomparable.

Desde Harryhausen no ha habido, en mi opinión, nada tan elaborado en animación con objetos, dejando atrás a Wallace y Gromit y demás producciones de stop-motion, lo cual ya tiene mérito. Si parece exagerada la afirmación sugiero ir a ver Strings con la mayor presteza posible.

Con una historia con reminiscencias de Pocahontas pero nada de su candidez tenemos unas marionetas de hilos que nos sorprenden siendo conscientes de su condición. Me explico: estas marionetas saben que son marionetas, saben que cuelgan de hilos y también que, si esos hilos que se pierden en las alturas se rompen, cesa su existencia.

TitularLa ambientación y fotografía de este film nos hacen perdernos en una fantasía cautivadora hasta el extremo de sentirse transportado.

En el making off (una joya casi de la misma duración que la película) se hace eco del despliegue técnico y creativo que hizo falta para esta producción.

La elaboración de las maquetas supuso el empleo de animatrónica especial para el movimiento de los ojos y extremidades de los personajes. Todos y cada uno lleva un proceso de creación individual. Se hizo hincapié en que su aspecto y materiales recordaran a la personalidad que tendrían según el guión; de esta manera el príncipe es de color dorado, la frágil princesa es de porcelana…

Esto solo en cuanto al diseño de los muñecos, por no hablar ya de cómo manejarlos. No hay que olvidar que se trata de marionetas clásicas y por tanto manejadas por titiriteros. El problema surge cuando quieres hacer que el escenario sea tan complejo y grande como en una superproducción.

Estos expertos tuvieron que subirse a estructuras metálicas de varios metros de altura, con la correspondiente longitud de los hilos de sus marionetas; lo que les impedía ver cómo estaban moviendo a sus personajes. Aquí hubieron de rizar el rizo, situando cámaras ante el escenario que mandaban la imagen en tiempo real a unas gafas electrónicas creadas para los titiriteros.

TitularSorprende y entristece el hecho de que esta joya de la fantasía animada haya pasado desapercibida hasta el punto de no llegar a estrenarse en cines españoles, ni hacerse ninguna promoción de su salida en DVD.

Cualquiera que acabe de ver la película lo hará con una extraña sensación de haber visto expresiones en una cara que no se mueve en absoluto y de haber conectado con unos personajes complejos y conmovedores, cada uno con sus propios conflictos.

La historia trae a la mente relatos de autores como Shelley y C.S. Lewis. Aunque he de añadir que lo diferente en este cuento es que el «bien» y el «mal» no vienen encarnados por criaturas ajenas a nuestro mundo y dimensión o monstruos detestables de aspecto inhumano, sino por los propios personajes principales que muestran en su evolución ambas caras de la moneda, siendo así mucho más cercanos y creíbles.

En definitiva algo imprescindible de ver.

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