Poster de Toni Erdmann

Toni Erdmann: Preciosa excentricidad

Uno nunca sabe si tomarse como algo positivo o negativo que una película sea calificada de «rara». Toni Erdmann, la bizarra propuesta con la que la cineasta alemana Maren Ade sacudía el Festival de Cannes (llevándose el Fripesci), es una de esas películas, y es que, la vea quién la vea, es imposible no calificarla así. La cinta nos habla de Winfried, un hombre cuya hija está trabajando en Rumanía y tras una visita que le hará darse cuenta de la infelicidad de la vida de su hija, decide crear un personaje imaginario (que da nombre a la película) que la perseguirá y expondrá a situaciones límite para ayudarla a descubrirse y dar otro sentido a su día a día.

 

Sandra Huller en Toni Erdmann

 

La principal duda que se le plantea a cualquier espectador tras verla es: ¿He visto un drama o una comedia? y la respuesta a esto es lo que más debate está generando. La directora, en la rueda de prensa ofrecida en Madrid, contaba que ella la escribió como comedia, que al rodarla le salió un drama y en montaje volvió a emerger la parte cómica. Y es que Maren Ade es de esas guionistas que construyen personajes para reírse de ellos, de ahí la excentricidad del padre a la hora de crear el personaje de Toni y las situaciones a las que expone a su hija (presentarse en su puesto de trabajo o ponerla a cantar Whitney Houston en la fiesta de unos desconocidos), y cuando ha llegado a un extremo casi miserable logra que el espectador se de cuenta de su humanidad y empatice con esas situaciones pese a ser tan descerebradas.

 

Lo peculiar de Maren Ade es la manera de componer su película, empezando por un extendido metraje que supera las dos horas y media de duración (algo excesivo para tratarse de una comedia) y -sobretodo- su capacidad para dilatar ciertas situaciones, aparentemente irrelevantes, que utiliza para ir descubriéndonos a sus protagonistas y que acaban en una explosión de humor físico espontánea e imactante; esa parece ser la técnica Maren Ade, cuando uno se piensa que aquello no puede dar más de sí o que no se puede ser más extravagante, llega otra escena y lo supera y así hasta el último minuto.

 

Sandra Hüller y Peter Simonischek

 

Como se puede imaginar, la relación padre e hija es esencial en la película y las interpretaciones de Sandra Huller y Peter Simonischek son otra de las piezas principales de la obra y la directora construye su peculiar vínculo de menos a más, como si no se conociesen de antes; y en esto es clave el trabajo de los actores, especialmente en el de ella que poco a poco va aceptando las enseñanzas de su padre para lo que establece un minucioso control gestual, de manera particular en la mirada.

 

Toni Erdmann es de esas oportunidades que pocas veces nos brinda una película, una obra de una asombrosa y lograda bipolaridad. Maren Ade pasea a sus personajes por una serie de irreverentes situaciones, exponiéndolos durante los 160 minutos de metraje al más absoluto de los ridículos. El resultado es una de las cintas más excéntricas y bonitas a las que se puede enfrentar alguien en una sala de cine y, definitivamente, todo el mundo necesita un Toni Erdmann en su vida.

Acerca de Alex Manzano

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Cine, arte y tebeos. Amarás el musical sobre todas las cosas. John Cameron Mitchel es mi dios. Si quieres encontrarme, busca en mi habitación. Si no, en cualquier rincón de Madrid.

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