Carancho: Dura dosis de realidad

TitularQue la vida supera la ficción es algo que todos hemos podido experimentar en algún momento de nuestra existencia, sufriendo en nuestras propias carnes una situación tan grotesca o inusual que desearíamos que fuese algo sacado de la ficción.

Si algo tiene la película que hoy no ocupa, Carancho, es que destila realismo por los cuatro costados y eso es algo que en este caso me aterra y sorprende al mismo tiempo. Me sorprende porque a pesar de tratar un tema de candente actualidad en la sociedad argentina, el film no cae en la sensiblería o el realismo manido y facilón característico de nuestro cine patrio. Y me aterra porque esta realidad es tan dura, dolorosa y terriblemente autodestructiva, que vale con sólo echarle un ojo para querer apartar la mirada y fijar nuestra visión en otro lado.

En una sociedad azotada en los últimos años por más de un incidente desafortunado (el corralito), Carancho aborda un tema de creciente auge en su población. La ciudadanía ha visto como el número de accidentes o siniestros automovilísticos se ha multiplicado de manera exponencial en su país. Pero si esto no fuera de por sí doloroso, un grupo de personas, llamemos en este caso timadores, donde se sitúa como no el camaleónico Ricardo Darín, aprovechan la situación para ganarse un dinero que de otra forma les resulta imposible, dejando a las familias implicadas en el altercado sin el dinero de la indemnización y con un palmo de siete pares de narices.

En Nueve Reinas, película que supuso el resurgir del cine argentino, situando su cinematografía como una de las más interesantes de las últimas décadas, Darín, un timador forjado en la calle, mostraba su intelectualidad y su aire cool para engañar y estafar a todo aquel que se le topara en el camino. Si bien en esta cinta todo era visto como una pillería, donde sus protagonistas recurrían a aquello que mejor conocían para hacerse con un buen fajo de billetes. En Carancho, la tónica es la misma, sin embargo, en este caso su protagonista (Sosa), un ser movido por las circunstancias (búsqueda de su licencia de abogado) y en pleno proceso de autodestrucción, ve en una mujer (Luján) su tabla de salvación, intentando salirse de un camino-negocio turbio, que no le ha traído más que sufrimientos y malos recuerdos, aunque en este caso hay puertas que es mejor no atravesar, pues una vez que se hace el retorno se vuelve arto complicado.

TitularCon una puesta en escena sobria, acompañada por una fotografía nebulosa, donde predominan los tonos grises y apagados, Pablo Trapero, que saltó a la fama por la obra El bonaerense, nos sumerge en un submundo que de real nos parece inconcebible, pero que sin embargo afecta a un buen puñado de personas que se lucran de él en prejuicio de seres incrédulos y sumidos en un profundo dolor, al que no se les hace sino más que añadir amargura a su pérdida, ya de por sí castigo suficiente.

Junto al buen hacer de Trapero, Darín como siempre borda su interpretación. Creo que son pocos los papeles que le quedan por interpretar a este santurrón argentino que bien te enamora haciendo de bueno, como dota de realismo al mayor de los miserables, o en este caso a un ser despreciable que quiere retomar su camino hacia la luz. La réplica femenina se la da Martina Gusmán, bella dama de escaso reconocimiento fuera de sus fronteras pero que se sumerge en el papel de una enfermera de hospital desquiciada y devorada por sus horribles vivencias y turnos de trabajo, que ve en Darín al amor que nunca ha tenido pero que paradójicamente la lleva a un mundo si cabe peor.

Carancho probablemente no llegue a los grandes circuitos comerciales ni reciba el reconocimiento que se merece, pero en los tiempos que corren, donde los remakes, películas de superhéroes y demás cintas intranscendentes proliferan, Trapero conjunta un relato sombrío, realista, desgarrador y cargado de mucho dolor, que nos recuerda que no siempre se va al cine a pasar un buen rato, descubriendo en este caso que se trata de una ficción que muestra una realidad que la supera y asusta, pero que necesita ser reflejada a través del celuloide

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