Corazón de león: Tan insultante como emotiva

Corazón de león

Corazón de león

Título Original: Corazón de león

Director: Marcos Carnevale

Guión: Marcos Carnevale

Reparto: Guillermo Francella, Julieta Díaz, Nora Carpena, Jorgelina Aruzzi, Mauricio Dayub, Nicolás Francella, María Nela Sinisterra

Argentina / 2013 / 110′

Productora: Sinema / Aleph Media / Telefe / Argentina Sono Film / Patagonik / Unfinished Business / De Brasil

La comedia romántica es, quizá, el género con mayor tirón en taquilla. Sea por su facilidad de seguimiento, porque no pide nada al espectador, porque la empatía es instantánea o llanamente porque es una buena película. La realidad es que, blockbusters aparte, las romcom siempre tienen un hueco jugoso…

La comedia romántica es, quizá, el género con mayor tirón en taquilla. Sea por su facilidad de seguimiento, porque no pide nada al espectador, porque la empatía es instantánea o llanamente porque es una buena película. La realidad es que, blockbusters aparte, las romcom siempre tienen un hueco jugoso en los hábitos de recaudación.

Esto ocurre de manera nacional con todos los productos que no provengan de Norteamérica, salvo en contadas ocasiones en las que un filme pueda cruzar fronteras y sorprender de la misma manera que lo ha hecho localmente. Pero no es lo habitual.

Llega ahora a la cartelera española Corazón de león, una cinta argentina que ha tenido unos números más que dignos en su país de origen pero que, por desgracia, no parece que vaya a tener el mismo tirón de puertas afuera. Cuenta la historia de Ivana, una mujer en la treintena, abogada de éxito y separada conyugalmente del que es su socio en el bufete. Un día, por esas casualidades que tienen este tipo de películas que hacen que la vida real parezca anodina, tiene un encuentro forzoso con León, un tipo magnético, atractivo, adinerado, con un único fallo: el desorden de la glándula pituitaria que le impide llegar más allá del 1,36 m de estatura.

Corazón de león

El primer tramo de película tiene la facultad de entretener sin caer de forma estrepitosa en la reiteración de elementos. Pasados cuarenta y cinco minutos de metraje, la fórmula del director y guionista (Marcos Carnevale) no se renueva y hasta el espectador menos avispado puede ir por delante de la historia prestando la mínima atención requerida. No es este un producto al que se le pueda exigir la reinvención de la rueda, pero sí mayor sutileza y misterio en los inevitables tramos por los que debe deambular el guión.

Más allá de la falta de originalidad o el buen tono escogido para narrar la relación, Carnevale tiembla ante la idea de resultar políticamente incorrecto y cada avance en cuanto a la cuestión principal del libreto se ve retrocedido por el miedo a resultar ofensivo. Es decir, en la película el protagonista es un enano que intenta llevar su falta de centímetros de la mejor manera posible. Hasta ahí todo es admirable; el problema surge toda vez que los personajes a su alrededor hablan sobre ello. A cada chiste hiriente le sigue un contrapunto reprobatorio, sea el personaje que sea. Y eso, además de cansino, resulta fácil y retrógrado.

En el giro de guión donde todos los personajes se desarman, apagando las sonrisas y mostrándose sinceros por primera vez es cuando la emotividad que intenta encontrar su responsable durante toda la película aflora de verdad. Pretendidamente lacrimógena, no por ello está menos conseguida, y aunque ventajista, dota a los personajes de una genuina sinceridad con la que desnudarse e igualarse al público. Y esto se agradece porque en los dos actos anteriores todos los chistes y las situaciones están diseñadas para que el respetable se carcajee, acto seguido lanzar la susodicha reprobación y hacer a la audiencia sentirse una persona asquerosa por haberse reído. En conclusión, un guión demasiado tramposo, falso y condescendiente.

Se percibe algo chusco limítrofe con la chabacanería en parte por el conjunto global de la obra y en gran medida por la elección del protagonista. Guillermo Francella tiene una longeva carrera a sus espaldas plagada de éxitos tanto en televisión como en cine y con premios y alabanzas por doquier. Nadie duda de su fotogenia o su capacidad de seducción; pero tampoco es entendible (más allá del reclamo publicitario) su elección. Es de estatura media y sus secuencias están dobladas por una persona con enanismo, el croma canta cual soprano y es complejo de entender la necesidad de este intérprete. ¿Por qué no coger a un Peter Dinklage argentino para dotar de mayor realismo a la película?

Moderadamente emotiva, ligeramente cómica y, muy lejos de su objetivo primordial, rabiosamente insultante. Corazón de león no es transgresora, original o primorosa, a falta de una palabra mejor es, entretenida.

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