El Perfecto Desconocido

El Perfecto Desconocido: Miedo escénico

La llegada a un pueblo perdido de España de un extranjero que no entiende ni una palabra de español le da a cada uno de sus habitantes la excusa perfecta para abandonar la rutina y especular sobre el futuro y a Toni Bestard le permite dar el salto de los cortometrajes a la dirección de su primer largo con una cinta que, de tanto tiempo como se ha tirado en el horno, al final le ha quedado demasiado hecha.

 

Colm Meaney en El Perfecto Desconocido

 

Me quedo con la comedia:

 

Un film que inicialmente iba a ser una comedia a lo Kevin Smith ha evolucionado con el paso de los años y las sucesivas reescrituras de guión a un dramón de tomo y lomo. Esto me recuerda una cosa que oí en mis tiempos universitarios: “Generalmente la primera idea es la buena, con cada corrección fallas un poco más”. Vale, esto me lo dijeron con respecto a los exámenes de tipo test, pero es perfectamente aplicable a esta cinta en la que las pinceladas que han pervivido de la comedia son francamente divertidas (la idea de la lista de deseos de los pueblerinos es muy simpática), mientras que el drama en que se ha convertido queda tan artificial y ortopédico que termina aburriendo a las ovejas.

 

Personajes poco o nada creíbles, escenas absurdas o innecesarias… Da la impresión de que con cada nuevo obstáculo para llevar la película a buen puerto Bestard y Arturo Ruiz se alejaron más y más de lo que querían hacer y terminaron haciendo lo que ellos consideraban un filme más convencional. Pero cada nueva corrección no deja de ser un parche y al final un proyecto plagado de remiendos deja de ser atractivo para ser poco menos que pintoresco.

 

Guiem Juaneda y Natalia Rodríguez en El Perfecto Desconocido

 

Colm Meaney y poco más:

 

Es el único actor que ha aparecido en 14 temporadas diferentes de Star Trek, lo hemos podido ver en Con-Air, en La Conspiración, en Todo sobre mi DesmadreColm Meaney es el protagonista y el máximo atractivo de este film, pero también es de lo poco que será recordado de él. El actor vuelca su experiencia y buen hacer en un personaje con tanta presencia en pantalla como pocas frases en toda la extensión del filme. Resulta divertido y creíble observarle cuando trata de entender o hacerse entender por quienes le rodean. Al final tres o cuatro palabras encadenadas le bastan para completar lo que su buena gesticulación no llena.

 

Los otros protagonistas de la cinta, Celia (Natalia Rodríguez) y Biel (un novato Guiem Juaneda), resultan completamente inverosímiles. El personaje de Juaneda tiene tan poca sangre en las venas que a veces parece que su problema va más allá de una ligera sordera y Celia es tan contradictoria que al espectador termina importándole un comino su drama personal. Los actores hacen lo que pueden para levantar sus personajes, pero donde no hay no se puede rascar.

 

En resumen:

 

Bestard nos deja algunos destellos de buen cine que nos hacen pensar que con un poco más de libertad y algo menos de miedo puede sacar adelante proyectos realmente interesantes en el futuro. Sin embargo, El Perfecto Desconocido es una cinta muy poco interesante que no merece nuestro paseo a la sala de cine.

 

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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