Kongo: La oscuridad que devora el alma

Kongo
Tom Tirabosco y Christian Perrissin presentan en Dibbuks el relato que inspiró a Joseph Conrad para El Corazón de las Tinieblas.

Kongo«Será mejor que se acostumbre o que se vaya corriendo«

Estaba el siglo XIX agonizando y el XX aún en pañales cuando los belgas colonizaron el Congo a costa de las vidas de cientos de indígenas y de la matanza indiscriminada de elefantes en busca del oro blanco que representaba el marfil. Con este panorama Józef Teodor Konrad Korzeniowski (más conocido mundialmente por Joseph Conrad) recorrió el país africano a través del río que le da nombre en un viaje que lo marcaría profundamente y de por vida y que más tarde reflejaría en su aclamada novela El Corazón de las Tinieblas, todo un estudio acerca del alma humana, de su corrupción y su abandono en pos de la locura y todo un ejemplo acerca de la brutalidad de los colonos europeos de comienzos del siglo pasado sobre un continente misterioso, variado y al cual sumieron en una espiral de caos y violencia que aún hoy pervive.

Sobre este viaje trata Kongo, el último cómic del guionista francés Christian Perrissin y el dibujante Tom Tirabosco, quienes retratan con oscuridad y crudeza las condiciones del territorio africano que el rey Leopoldo II reclamó como suyo y al cual sus súbditos sometieron al peor de los expolios y a las más descarnadas atrocidades. Los autores huyen de las ambigüedades para poner frente a nuestros ojos los diarios del novelista anglo-polaco y permitir que seamos nosotros mismos quienes juzguemos a cada uno de los personajes que pueblan las páginas de su creación.

«Ya nada me extraña en este país…«

Porque Kongo busca, por encima de todo, darnos una visión lo más objetiva posible de lo que ocurrió el la África colonial del siglo pasado. Lo que ocurre es que muchas de las miradas y los gestos con los que Tirabosco dota al personaje protagonista delatan el profundo sentido de denuncia que también se dejaba sentir en El Corazón de las Tinieblas y que muchos autores posteriores reflejarían en la prosa del siglo XX, aunque la presencia oficial de Europa en nuestro continente vecino no terminaría de «desaparecer» hasta la supresión del apartheid en Sudáfrica en 1992 (si bien lo cierto es que sucesos como la reciente Primavera Árabe y los fenómenos migratorios a los que estamos acostumbrados no son sino efectos de nuestra proximidad e indiferencia).

Kongo

Pero sin duda, lo más atractivo de esta novela gráfica, más allá de la denuncia social, es el profundo estudio acerca de la espiral descendente de locura y perversión en los hombres privados de contacto con la sociedad que les ha parido y en situaciones de inmenso poder concentrado en muy pocas manos. Los colonos y los traficantes de marfil son retratados como auténticos monstruos que, conforme Conrad se va internando en la selva, van despojándose de sus inhibiciones, como embrujados por un ambiente opresivo y amenazante que les empuja a un frenesí violento en el que el escritor no termina de participar, pero del que teme contagiarse a cada instante.

«Hay que ver los aires que se da. Desprecia lo que somos«

Hay que aplaudir el trabajo de Tirabosco en este cómic. Sus trazos huyen del detalle para obsequiarnos con visiones panorámicas hermosas que contrastan con la oscuridad del blanco y negro y la de muchas viñetas dominadas por una atmósfera deprimente y enloquecedora. El álbum casi parece destilar parte de la locura que el escritor plasmó en su novela de 1902. Las miradas de soslayo y las escenas de brutalidad para con unos esclavos considerados poco más que animales con el don del habla (y a veces ni eso) nos devuelven a un presente en el que los ultranacionalismos están en boca de todos y en claro ascenso en una Europa que se resiste a la globalización menos positiva para sus propios intereses y que en ocasiones se reafirma a través de la exaltación de unos valores que no son tales.

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Dibbiks pone en las estanterías de las librerías especializadas un volumen excelente que, además, ha editado con mimo y respetando la versión original. Por 20 euros podemos llevar a nuestra casa un cómic que da gusto mostrar en la estantería y que conquista desde el diseño mismo de su portada. Además, Christian Perrissin cierra el libro con una mirada atrás en el tiempo hacia los hechos y los documentos que le inspiraron para acometer esta empresa junto a Tom Tirabosco. Este texto final sirve para terminar de encuadrar la obra de estos dos autores y convierte al álbum en un proyecto sólido y sin fisuras que invita a su relectura periódica.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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