Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco #1: Las Tetas

Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco #1. Las Tetas: Somos así de idiotas

Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco #1: Las Tetas«Ibas a hablar de tetorras… ¡y de tetillas!«

 

Me dicen muchas veces que los tíos nos seguimos riendo a cualquier edad de los clásicos «caca, culo, pedo, pis» de nuestra infancia. Y ¿sabéis qué? Es cierto. Somos así de simples por más complejos que podamos ser para otras cosas. Me imagino a Yoichiro Nambu, ganador del Nobel de la Física en 2008 por «el descubrimiento del mecanismo de la ruptura espontánea de simetría electrodébil en la física subatómica» riéndose a carcajadas porque un becario de su laboratorio le haya confesado tirarse un pedo en la pedida de mano de su novia, por ejemplo. O a José Saramago riéndose por lo bajini tras descubrir que a una periodista que iba a entrevistarle se le ha visto una teta.

 

Somos así. Tontos y simplones en cuanto a lo que el humor se refiere. Podemos reírnos con un sutil chiste de Máximo (que en paz descanse) y a la vez aplaudir como bonobos a las tetas de Sabrina. Es complicado de entender, lo sé, pero es cierto y prueba de ello son que Torrente, con su humor escatológico, haya arrastrado a tantos miles de espectadores al cine y que, a día de hoy, el sexo siga vendiendo con más fuerza los productos que la lista de sus especificaciones técnicas.

 

«Papi, ¿qué quiere decir ‘chupar los huevoz’?«

 

Guillaume Bianco, conocido en Francia y España por el personaje de Billy Brouillard (Norma Editorial), se rinde en el primer volumen de sus «diarios secretos» a esta evidencia y nos cuenta (con un desconocido equilibrio entre realidad y ficción) sus más oscuros y pervertidos pensamientos y sus más picantes aventuras con el tema de conversación en el que más horas en la historia de la humanidad han derrochado los hombres: las tetas.

 

Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco #1: Las Tetas

Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco #1: Las Tetas

 

El cómic de Bianco se lee con una mezcla de sentimientos de culpabilidad y risas a carcajadas ante la facilidad con la que muchos nos sentidos identificados con tal o cual pasaje. El autor, con un gran sentido del humor, se retrata como un enamorado de esa parte de la anatomía femenina a la vez que teme las represalias de las mujeres que le rodean a diario. No en vano Bianco plasma en el álbum sus pensamientos tal y como van saliendo, mezclándolos con fantasías y con un centenar de chistes fáciles sobre el carnoso objeto de deseo.

 

«¡Lewis Trondheim! ¿Qué estás haciendo en mi obra?«

 

Me hace especial gracia que Bianco use como personaje instigador y a la vez contrapartida seria al genial autor francés Lewis Trondheim (al que en España también conocemos por el fabuloso cómic de La Mazmorra). Se nos muestra al compañero de editorial de Bianco tan serio como en su cómic autobiográfico Mis Circunstancias, pero a la vez es el primero en presionar al autor para que cuente ‘anécdotas picantes’. También me quedo con la reflexión del dibujante acerca de los malentendidos que puedan producirse con los críos de siete años (habituales lectores del resto de su obra) al caer en sus manos un libreto que habla sin tapujos de las fantasías calenturientas de su autor preferido.

 

Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco #1: Las Tetas

Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco #1: Las Tetas

 

En definitiva, el primer volumen de Los Diarios Secretos de Guillaume Bianco ha de leerse con el suficiente sentido del humor como para reírnos de nuestras debilidades (nosotros) y con la suficiente mente abierta como para separar el humor de parvulario de la misoginia descabellada y reíros (vosotras) de lo simplones e idiotas que podemos llegar a ser a veces los hombres.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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