En su firme apuesta por El Torres, Dibbuks ha editado una nueva obra del autor malagueño, Roman Ritual, que ya se viera editada en EEUU -a través de su propio sello, Amigo Comics- en formato grapa. La edición española, como viene siendo habitual con trabajos previos como Las brujas de Westwood, incluye la miniserie original e interesantes extras en forma de ilustraciones / cubiertas originales y notas del guionista en torno a la concepción del libro.

Roman Ritual cuenta, además, con prólogo del director de cine Paco Plaza, en el que habla de su admiración por el guionista y se refiere al primer encuentro que compartieron, encuentro del que podemos decir con placer y satisfacción que fuimos partícipes (https://comicparatodos.wordpress.com/2014/10/28/coloquio-con-el-torres-y-paco-plaza-en-itaca-comics-con-la-noche-americana/). Pero bueno, nos estamos yendo por las ramas… ¿qué nos propone Roman Ritual?

Grosso modo, podemos situar la historia dentro del subgénero de las posesiones demoníacas y exorcismos, aunque tomando ciertos elementos del thriller policial. Nuestro héroe, al tiempo que ha de librar su particular batalla contra el mal, tiene que resolver el misterio que lo envuelve como si de un detective se tratara. El Torres muestra su dominio de los códigos del terror planteando una historia que gana fuerza con las atmósferas que recrea. A este respecto destaca sobremanera el trabajo de Jaime Martínez a los lápices, con un trazo “sucio” que permite sumergirnos en en su siniestro y retorcido mundo.

Si algo caracteriza al Torres es su conocimiento del medio y su capacidad para que el ritmo de sus narraciones no solo no decaiga, sino que vaya en un continuo in crescendo que mantenga al lector pegado al libro. Y Roman Ritual no es una excepción. Dos de las claves de esto son sus siempre sorprendentes cliffhangers (el del primer capítulo es para quitarse el sombrero), y que aborda sus historias y personajes sin ningún tipo de complejos, abrazando los códigos y lugares comunes de los géneros con los que trabaja.

Es en este último punto, quizás, donde radique la principal debilidad (para el lector más crítico) de Roman Ritual, lo remarcado de los arquetipos que utiliza le impiden jugar y poder explorar diferentes terrenos o profundizar en su contexto (en este aspecto se dan pinceladas interesantísimas sobre recientes episodios negros de la Iglesia, pero no se exploran y quedan en lo anecdótico). El ejemplo más evidente lo encontramos en su protagonista, John Brennan (no confundir con el actual director de la CIA), un clérigo cortado por el mismo tajo que John McClane y similares, héroe rudo, con problemas para respetar la autoridad, de modales discutibles, imán para los problemas, pero de una moral y éticas inquebrantables. Lo subrayado de su carácter y la vertiginosa dinámica del relato llevan a que el guionista no encuentre el momento de tratar a su protagonista, que se presenta más como una herramienta de la trama y queda sin un arco definido.

Aún con todo, como viene siendo habitual con las obras del escritor malagueño, Roman Ritual es un muy buen entretenimiento con el que disfrutarán los amantes del género.