Sally Gothic llega para completar la trilogía erótica de Azpiri editada por Dibbuks que abriera Xecuencias (recopilación de las historias de humor erótico publicadas en Playboy España por parte del autor) y prosiguiese con Desde el infierno (un libro de historias cortas del que esta Sally Gothic es continuación), y lo hace con la intención de levantar el ánimo (y la líbido) del respetable.

Azpiri nos ofrece 48 páginas de descaro, fantasía y mucha comedia, un álbum estructurado en seis relatos cortos (de 8 páginas cada uno, salvo el tercero [de cuatro] y el sexto [de siete]) unidos por una trama más grande. Así, la historia que plantea Sally Gothic es tan sencilla como atractiva: alguien está robándole almas al Infierno y Sally tiene que resolver el misterio utilizando todos sus encantos. Uno de los aspectos más interesantes de la obra es comprobar como frivoliza y desmitifica conceptos como el infierno, humanizando a todos sus personajes con la gracia que le caracteriza. Desde un tono muy divertido juega con la muerte, quitándole toda la seriedad y misticismo que pudiera tener, llevándonos de esta forma a un mundo en el que una cripta puede convertirse en la discoteca de moda del cementerio o que Sally se encuentre a un antiguo novio de la universidad convertido en un zombie.

Sally Gothic resulta una lectura bastante ligera (en el buen sentido), un entretenimiento fresco y sin mayores pretensiones que desde el primer momento deja patente su condición de divertimento de corte fantástico con el erotismo por bandera. Lejos de resultar soez, dibuja de forma muy elegante las escenas más subidas de tono, controlando a la perfección el arte de la insinuación. No faltan claro, los destapes de rigor, pero si entramos en el juego que nos propone todo fluye con mucha naturalidad: desde los imposibles vestuarios de la protagonista a los arranques carnales de los muertos vivientes que pululan por el cementerio.

Su inimitable e inconfundible dibujo se compenetra muy bien con un guión plagado de chistes, que conjuga elementos y personajes de procedencias dispares para construir un mundo muy rico. No hay más que ver lo bien que parece encajar la momia de un emperador del Antiguo Egipto en una necrópolis del s.XVIII para dar fe de esta afirmación. Mención merecen también su plantel de secundarios encabezado por dos pequeños demonios llamados Bet y But que acompañan a nuestra heroína en todo momento y a los que, en más de una ocasión, el autor utiliza para dar voz a lo que piensa el lector, dando la puntilla a muchos gags y actuaciones de Sally.