«¡Cómo Rómulo y Remo! ¡Etéocles y Polínices!«

La primera gran saga-crossover de Batman en el Nuevo Universo DC llega a su fin con el enfrentamiento entre Bruce y Thomas Wayne Jr. por el control de la ciudad que los vio crecer de maneras tan dispares. En el cómic Scott Snyder y James Tynion IV nos la comparan (acertadamente) con la historia de Rómulo y Remo, pero yo iría más allá para hablar simple y llanamente de la batalla entre la vida y la muerte. La una, imperfecta y llena de contradicciones sobrevive a las implacables puñaladas de su otra mitad, fría, oscura y eterna.

Más aún. La pelea entre estos dos Wayne (porque son hermanos, ¿verdad?) me trae a la cabeza el cómic de Mark Millar que ECC pondrá a la venta en abril (Superman: Hijo Rojo). La premisa viene a ser la misma: ¿qué sería de Bruce si no hubiera tenido a Alfred y a los suyos? Con su tendencia a la obsesión, su aguda inteligencia y su afán de control, ¿acaso no habría terminado por convertirse en un villano más? El final de La Noche de los Búhos ha terminado por ser más genérico de lo que nos esperamos con el estupendo inicio del que disfrutó (en mi retina queda el maravilloso tomo 5), pero eso no lo hace menos disfrutable ni deja de dotarlo de la profundidad argumental y la frescura que se esperaba del retorno del Caballero Oscuro tras los acontecimientos de Flashpoint.

«Supongo que podría decirse que nací arreglando cosas«

A modo de epílogo, Snyder y Tynion rescatan a un personaje que nos dejó bastante descolocados en la sexta entrega de la colección. ¿Quién era la chica que salvaba a Batman? Y aún más importante, ¿de qué narices se conocían Batman y ella? Los guionistas (por desgracia, sin la colaboración de Greg Capullo) vuelven atrás en el tiempo y nos cuentan cómo fue el primer encuentro entre el enmascarado y Harper Row, una chica que parece no haber pronunciado aún su última palabra. Tiempo al tiempo.

Este segundo capítulo sirve para bajar los humos tras lo agitado que ha estado el universo de Wayne en los últimos números y para relajar el ambiente de cara a la llegada (en España) de La Muerte de la Familia. Se agradece de veras que los dos números vengan juntos, porque comprar una historia tan… suave por separado habría sonado un tanto a timo.