En 2008 y en 2010 salieron a la luz dos miniseries de cinco números cada una que mostraban otra cara de Gotham, la del Joker cuentista. Como si se tratara del Guardián de la Cripta, Joker hacía las veces de anfitrión en los pasillos de Arkham para relatarnos breves historias acerca de los villanos más carismáticos de Batman, siempre a través de su particular mirada y poniendo a sus compañeros en una posición protagonista, dejando al hombre murciélago en su segundo plano. Lo interesante radicaba en que los villanos, y especialmente el retorcido narrador, eran los absolutos protagonistas.

Ahora ECC ha decidido recopilar ambas miniseries (Joker’s Asylum 1 y 2) en un único tomo para que demos rienda suelta a nuestro lado más perverso en la mejor de las compañías.

Las historias que componen el presente volumen no tienen ninguna relación directa entre sí a nivel argumental, salvo por la presencia del malvado payaso como maestro de ceremonias y la figura de Batman, eterna en cualquier rincón de Gotham City. Aún así, y este es uno de los grande atractivos de la obra, el fondo de los relatos, versa siempre sobre los mismos temas: el amor y la venganza. O solo el amor, siendo la venganza una derivación de este, como puede ser la obsesión. Este matiz ya depende de cada uno, pero prácticamente todas las historias que se narran juegan de forma explícita o tangencial con el amor en sus diferentes vertientes: romántico, compasivo, familiar, vengador… Hay que matizar, amor según lo puedan entender tipos como El Pingüino, Harley Queen o El Sombrerero Loco.

El primer capítulo, protagonizado por el propio Joker, es, en este sentido, el más autónomo, y funciona además como una fuerte crítica ante la sociedad actual, dejando una pregunta en el aire ¿quién es el verdadero villano? Comparando el cómic con el mundo de la TV, este podría asemejarse a Black Mirror (que está tan de actualidad), con un primer episodio brutal, que dando una bofetada al público busca la reflexión de este; y ocupando el resto de la obra en las relaciones humanas.

Al igual que sucedía con la mencionada serie, lo ideal es ir descubriendo poco a poco que es lo que depara Enemigos mortales, dejarse llevar y disfrutar del thriller de terror adolescente que nos propone El Espantapájaros, el juego del gato y el ratón de Hiedra Venenosa o la disyuntiva de Dos Caras.

Cada episodio está escrito y dibujado por artistas diferentes, los cuales han desarrollado sus historias de forma libre, desarrollando estilos y narraciones que se complementan unas a otras. Esta diversidad es uno de los plus de la obra, perfecta para una lectura casual, como paréntesis de alguna colección más larga, o como lectura unitaria para profundizar en la mitología de Batman y conocer más a sus enemigos. Porque, en el fondo, lo que propone Enemigos mortales, es que nos pongamos en la piel de Killer Croc o Clayface y comprendamos un poquito más sus motivaciones. Se trata de dar protagonismo a los imperecederos secundarios en un mundo tiranizado por el cruzado enmascarado.

Este ánimo de conocer a los enemigos de Batman como Acertijo se ve reforzado por unos textos finales (uno por personaje) que repasan su historia en los cómics (primera aparición y momentos más memorables) y su origen. Un cómic imprescindible para ahondar en el universo de Gotham.