¿Cómo reaccionas cuando tu oponente no sabe que la pelea es algo real? Greg Pak nos lo desvela.

«Bienvenidos a la beta cerrada del juego de lucha más esperado de todos los tiempos«

Batman/Superman, al verse libre de las ataduras de la continuidad editorial, se ha reservado para profundizar en dos de los pilares de la principal trinidad del universo DC. Esto se ha traducido en una mayor ambigüedad a la hora de situar temporalmente los eventos de la colección y en una enorme libertad para su guionista a la hora de diseñar escenarios en los que se haga necesaria la colaboración del cerebro y el músculo de la editorial. ¿Qué quiero decir con esto? que Greg Pak está teniendo (y aprovechando) un buen puñado de ocasiones para la innovación y la experimentación con situaciones de rabiosa actualidad en las que las series principales no se atreverían a entrar, o al menos no de una manera frontal.

Esta libertad es la que da pie a la saga que nos ocupa hoy. Hiro Okamura, la única versión no villanesca del Juguetero que siempre ha traído de cabeza a Superman, ha desarrollado el juego de peleas online definitivo. Imagínate: tú y unos cuantos amigos tuyos os ponéis en la piel de uno de vuestros héroes o villanos favoritos y os ponéis a repartir estopa a vuestros contrincantes en un escenario gigantesco y 100% realista. ¿Movimientos? Infinitos, todos los que se os ocurran (de hecho los mejores que se os ocurran) serán replicados por vuestro campeón. Mola, ¿no? Claro que mola.

«En este juego Batman es un héroe, ¿verdad?«

O molaría de no ser porque pronto se desvela que el juego es mucho más real de lo que parece, la frontera entre lo virtual y lo real se comienza a desvanecer y lo que estaba siendo la partida de nuestra vida se convierte en una pesadilla que no nos terminamos de creer. ¿Qué hacemos entonces? ¿Lanzamos nuestras Oculus Rift/Samsung Gear… a la otra punta de la habitación y rezamos porque todo haya sido una broma de mal gusto? ¿Continuamos luchando como si tal cosa? ¿Nos convertimos en los aterrados espectadores de una lucha entre dioses?

Pak se saca de la manga una historia muy divertida en la que los dos grandes héroes de DC se ven superados desde el primer momento y para los que la única esperanza reside en dejarse llevar por los «civiles» que han jurado proteger. Por otra parte, el guionista idea una historia que trae de vuelta a Mongul, un viejo enemigo de la Liga de la Justicia que ya fue derrotado en el pasado por la misma y que ahora regresa para reclamar venganza sobre Superman y los suyos utilizando como arma la violencia latente en cada uno de nosotros. Así, el ser humano medio se convierte a la vez en la única esperanza y en la perdición de los dos héroes más importantes de DC. Dicho de otro modo, aunque invisibles, los lectores somos los verdaderos protagonistas de esta aventura, dejando a Batman y a Superman en un discreto papel de sparring durante la mayor parte del arco.

Cabe destacar de esta historia también que sirve para que el bueno de Jae Lee se tome un descanso, cediéndole los pinceles a Brett Booth (co-creador de Backlash para el sello Stormwatch). Booth y Pak deciden también romper un tanto los esquemas de las grapas norteamericanas al girar las páginas 90º, aprovechando mejor el espacio para imágenes más impactantes y viñetas de mucho mayor tamaño que no se ven cortadas por el paso de una página a otra.

«Por una vez en tu vida disfruta de la victoria«

Lee vuelve en la segunda parte de Batman/Superman #9, un tomo algo más grueso de lo habitual ya que incluye el primer anual de la serie (a costa de encarecer dos euros la publicación). Este anual, continuación directa de la saga anterior, lleva a nuestros héroes y a algunos de sus aliados directamente a Mundo Guerra para enfrentarse al príncipe heredero de Mongul en una suerte de torneo que ha de decidir si la Tierra vive o muere. Aquí vuelve a aflorar el Greg Pak que descubrimos en Planeta Hulk, aquel que disfrutaba con la épica de combates de proporciones colosales entre criaturas imposibles para luego darnos una lección acerca de la majestuosidad que acompaña siempre a los líderes humildes, a aquellos que no han elegido ser lo que son y que, sin embargo, tratan de usar sus dones (o maldiciones) para construir algo más allá de los sueños de los simples mortales.

El dibujo de Lee, una vez se ha acomodado al ritmo de los guiones de Pak, le sienta mejor a la historia de lo que muchos habríamos esperado. Aún con todo, Pak lo sustituye por Kenneth Roccafort (al que ya hemos visto pasearse por las páginas de Superman) para el segundo acto del relato. Pese a que el puertorriqueño tiene un estilo menos delicado y etéreo que Lee, se echa de menos un dibujante capaz de plasmar en viñetas las peleas que el guionista planea para esta aventura autoconclusiva, sin ir más lejos Booth habría dado bastante bien el pego y el haber escrito la «primera parte» de la historia bien le valía el premio de colaborar en el Batman/Superman Annual #1.

Si analizamos en su conjunto la gran historia que se nos presenta en estos tres números vemos como Pak experimenta e investiga con las posibilidades que ofrecen su serie y los personajes que la protagonizan en un primer acto repleto de un humor que anda desaparecido en las series principales del universo DC actual, para pasar luego a una segunda parte repleta de promesas de acción y enemigos formidables de cara a la segunda temporada de la colección. De momento Power Girl y Cazadora ya asoman por el horizonte con una historia que promete llevar a nuestros amigos de paseo por distintas dimensiones para enfrentarlos a enemigos capaces de trastocar los poderes casi divinos de Clark.

«Oh, Clark, no sabes lo que te pierdes…«

Exceptuando Batman/Superman #9, que bastante material tiene al incluir el anual, los otros dos números se completan con sendas historias autoconclusivas pertenecientes a The Adventures of Superman #2. La primera la firman nada menos que J.M. DeMatteis (Liga de la Justicia Oscura) al guión y el tándem formado por Giuseppe Camuncoli (Spider-man Superior) y Sal Buscema (El Increíble Hulk) mientras que el relato que se incluye en las páginas de Batman/Superman #8 viene guionizado por mi idolatrado Joshua Hale Fialkov (Yo, Vampiro) y con dibujos de esa belleza nórdica que viene a llamarse Joëlle Jones (podéis echar un ojo a sus otros trabajos aquí).

DeMatteis nos pone en la piel de un ciudadano cualquiera que no llega a comulgar con el fervor social hacia la figura de Jesu… Superman, perdón. A través de este personaje, el guionista de Plaga reflexiona sobre lo que convierte a los héroes en lo que son… a ojos de los demás. ¿Por qué tal o cual personaje se constituye en héroe y líder de masas cuando hay miles que pasan desapercibidos? ¿Es esto algo negativo? ¿Deberían los héroes tratar de ser discretos y huir del reconocimiento? ¿De verdad son ellos los que nos inspiran a ser mejores personas? La historia que discurre de fondo pronto deja de tener importancia ante el aluvión de preguntas que el autor deja caer sobre nosotros.

Fialkov opta, por el contrario, por un retorno a los clásicos que nos deja un gran sabor de boca. Su aportación nos lleva de vuelta a los desenfadados años 90 y a la divertida (mataré a quien diga lo contrario) serie Lois y Clark. Parece mentira que un tipo tan sombrío como el que se ha encargado últimamente de contarnos la historia de Andrew Bennett firme un guión tan sencillito y refrescante, pero a las páginas de Batman/Superman #8 me remito. En plena salida de DC tras el fiasco de aquellas series cuyas riendas no llegó a tomar (algún día te arrepentirás Bob Harras) Fialkov decidió despedirse con una historia alegre que dejara en los lectores las buenas sensaciones que siempre quiso transmitir. Eso, queridos amigos, sí que mola.