Batgirl y Robin

Batman. Thrillkiller: Vigilantes beat

Batman: ThrillkillerDentro de la línea Elseworlds (Otros mundos) no hay reglas. Cualquier cosa es válida para dar un lavado de cara a nuestros personajes de siempre y retorcerlos para que encajen en los contextos más variopintos. Una libertad creativa que puede dar buenos o malos resultados, pero que siempre tienen a su favor ese puntito de riesgo y valentía que en la continuidad oficial no siempre es posible.

 

En estas nos encontramos con Thrillkiller, un pulp noir enmarcado de forma muy inteligente en el año 1961, momento de transición entre una década marcada por el conservadurismo y miedo como defensa del estilo de vida norteamericano frente al totalitarismo soviético, y el aperturismo moral y cultural de los años venideros. Estamos, pues, en los años de mayor apogeo del beatnik, movimiento juvenil (cuyo referente/manifiesto podríamos considerarlo la novela de Jack Kerouac, En el camino) precursor de la contracultura sesentera.

 

De ahí que Howard Chaykin decida dar el protagonismo a Batgirl y Robin, dejando a Bruce Wayne, que no Batman, en un segundo plano. Los cambios estéticos son evidentes, y resultan muy agradecidas algunas de las encarnaciones de los personajes clásicos del universo gothamita, con Joker, convertido aquí en una temible mujer sin ningún tipo de escrúpulos, algo adusta y maquiavélica; aunque por lo general, en el fondo los personajes siguen siendo los mismos. Quizás sea esto lo que más se le pueda achacar a Chaykin, que se ha limitado a cambiar el entorno y mover las fichas, pero el fondo se mantiene inmutable.

 

Es la ambientación de los bajos fondos gothamitas, regentados por mafiosos y policías corruptos, lo que realmente llama la atención de la obra. Thrillkiller se empapa bien de los códigos del pulp a los que homenajea, adornándolos con una crudeza más cercana a los tiempos actuales, pero que encaja a la perfección con el relato. Esta sordidez propia del género negro siempre le sienta como un guante al universo de Batman. Thrillkiller es la prueba de ello.

 

Batman: Thrillkiller

 

Al dibujo tenemos a Dan Brereton, que realiza un trazo de un marcado carácter pictórico y muy realista, diferente a lo que solemos ver en el cómic de superhéroes, pero que le da un acento especial a la historia.

 

El tomo que ha editado ECC se compone de la miniserie original (publicada en 1997) y un one-shot a modo de secuela aparecido un año más tarde y que sigue una línea continuista, de ahí que en el volumen figure directamente como un cuarto capítulo.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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