Uno de los secretos que se esconde tras el éxito de Fábulas es la plasticidad de su relato. Consecuencia directa de tratar con los personajes clásicos de los cuentos y fábulas tradicionales sacados de sus mundos y analizados desde una perspectiva puramente postmoderna, nos encontramos con un relato incapaz de circunscribirse a un género concreto, los supera a todos, adaptándolos a lo que necesita el guion en cada momento.

De esta forma no es extraño encontrarse con un arco argumental deudor de aquella serie B de los años 70–80 que cruzaba a toda clase de monstruos sin pudor alguno a otro que funciona en clave de sátira. O, como en el caso que nos ocupa, hace propios los esquemas del thriller de espías. El drama costumbrista, el cuento de terror, las hazañas bélicas… son pocos los géneros que escapan a los planes de Bill Willingham. Este sexto tomo de Fábulas es buena prueba de ello.

El guionista se muestra muy interesado en explorar las posibilidades que ofrecen los relatos con espías como protagonistas desarrollando unos arcos argumentales con los que poder profundizar en la ambigüedad moral de sus personajes. No hemos de olvidar que los habitantes de Villa Fábula se encuentran en guerra con el imperio del Adversario; una guerra en la que juegan con desventaja, por lo que cualquier recurso a su alcance puede ser determinante. Mowgli, Feroz y Cenicienta son los tres agentes que copan la atención del escritor. Del que fuera sheriff de Villa Fábula ya sabíamos de lo que era capaz, son las figuras del protagonista de El libro de la selva y de la doncella del cuento de Perrault (de actualidad gracias a la película de Kenneth Branagh) las que más interés generan, pues están sacados de sus «espacios de confort» y han de enfrentarse a situaciones que en otro contexto resultarían impensables para ellos. Buckingham les otorga una dimensión (al igual que al resto de habitantes de su universo) completamente nueva.

Y tras capítulos y capítulos hablando del enemigo por fin tenemos la oportunidad de adentrarnos de pleno entre sus filas para conocerlos más a fondo. Revelado quién está detrás de la tragedia que ha sacudido a las fábulas (en el volumen anterior), ya iba siendo hora de conocer el punto de vista del otro lado. Un acercamiento que se hace a través de personajes anónimos, lo que aumenta el grado de empatía hacia los «malos» de la historia. El mundo de Fábulas es tan amplio y rico que aún poniendo el foco en protagonistas casuales el interés no disminuye.

Este sexto volumen también destaca por incluir el número #50 de la edición original. Hecho que fue aprovechado para ahcer una celebración por todo lo alto y reunir a algunos de los que han sido los grandes protagonistas hasta el momento. Un descanso entre tanto drama y suspense que nunca está de más y sirve para que el lector pueda lucir una sonrisa, además de cerrar flecos de algunas historias que se habían quedado sin una resolución clara dado que la trama principal se marchaba por otros derroteros.