La Cosa del Pantano de Alan Moore

La Cosa del Pantano de Alan Moore #3-4: Historia americana

La Cosa del Pantano de Alan MooreDesde su entrada en La Cosa del Pantano Alan Moore no ha dejado de subir la apuesta tebeo a tebeo hasta construir ya no una de las mejores etapas que ha conocido el personaje (si no la mejor), sino una de las obras cumbre del noveno arte que no ha perdido ni un ápice de frescura. A día de hoy La Cosa del Pantano de Alan Moore sigue impactando igual que hace tres décadas.

 

Moore no solo revolucionó al personaje, dándole un nuevo y retorcido origen, acercándolo como pocas veces al terror (sin renunciar a las obligaciones del protagonista con la plana mayor del universo DC y con el género superheroico cuando la ocasión lo requería), sino que también dotó a su obra de un componente crítico y de actualidad que (lamentablemente) sigue vigente. No hay más que echar un vistazo a los informativos y comprobar como se siguen sucediendo los conflictos en EEUU a causa de la discriminación racial con muertes incluida, y luego darle una lectura al arco Gótico americano, un relato de gran realismo en el que conjuga el terror con una crítica al racismo y a algunos vergonzosos capítulos de la historia americana que hoy no parecen tan lejanos.

 

El autor no se queda ahí, La Cosa del Pantano le permitió introducir a un personaje que ya es historia de la editorial y que en estas páginas tuvo sus primeras aventuras: John Constantine. Un personaje que llevaría al avatar del verde por unos derroteros más cercanos al mundo de lo mágico y que sería utilizado para hacer frente al engorroso encargo de unir su historia al evento del momento, Crisis en Tierras Infinitas. Como tipo inteligente que es, lo utiliza a su conveniencia para seguir su propio rumbo con total naturalidad, sin que el evento condicione la historia que él quiere contar.

 

La Cosa del Pantano de Alan Moore

 

Uno de los grandes logros de Alan Moore al frente de La Cosa del Pantano es el cuidado con el que trata a sus personajes. Ya no solo al propio protagonista, sino a los secundarios habituales como Abby o Constantine, como a los creados expresamente para alguna aventura como Nukeface, personaje nacido de un desastre nuclear que le pondría las cosas muy complicadas a Holland.

 

En esta etapa el autor no dejó de hacer evolucionar al personaje, que crecía y adquiría nuevas y poderosas habilidades, al tiempo que recurría a los terrores más clásicos como vampiros y hombres lobos para enriquecer el mundo en el que se desenvuelve La Cosa del Pantano. Y no sin huir de la polémica, entrelazando la menstruación y el mito de la licantropía para, al mismo tiempo, atacar al machismo. Moore, como en otras obras tipo Miracleman o Watchmen, no duda en utilizar todos los recursos a su alcance y darles una completa vuelta de tuerca que sorprendiera al lector y sirviera para anclar sus historias al mundo que le rodeaba.

 

Como nos ha venido acostumbrando, a los grandes arcos y sagas, les va colocando historias más cortas, algunas autoconclusivas o en las que no aparece Holland para explorar otras temáticas y permitir que los artistas que le acompañen puedan jugar con las formas y la composición de las páginas. Una de las más interesantes es Fruta caída, que abre el cuarto tomo y se centra en la dualidad del ser humano y en los efectos que pueden producir las drogas… buenos y malos. Alan Moore no es un tipo amigo de lo políticamente correcto.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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