La Cosa del Pantano: Génesis Oscura

La Cosa del Pantano – Génesis Oscura: Retorno al pasado

La Cosa del Pantano: Génesis Oscura«Si pudiera llorar… ¡Lo haría!«

 

Me escribieron hace unas semanas nuestros amigos de ECC para recordarme que la reseña de este cómic seguía sin haber sido publicada. Diligentemente, fui al montón (siempre creciente) de trabajos por hacer y, efectivamente, ahí estaba el tomo de Grandes Autores de Vertigo, cogiendo polvo y olvidado de manera imperdonable por un servidor. En estas que ayer cayó en Madrid una tormenta que presagiaba el otoño y que nos heló las venas a más de uno. Y así, mientras las piedras de granizo golpeaban inclementes contra mi ventana y un fuerte olor a tierra mojada ascendía desde el jardín trasero de mi hogar, me dispuse a reparar mi deuda y devolver de nuevo el equilibrio a nuestra balanza del debe y el haber.

 

No pude haber elegido un momento mejor. La criatura de Len Wein y Bernie Wrightson se funde con los charcos y el barro, con las hojas caídas y el humus removido de forma natural. Su pesado caminar, por su naturaleza y por el peso de los pecados que se cometieron para traerla a la vida, se disfruta aún más en medio de una tarde gris sometida a la furia de los elementos. Wein explica en la introducción como una serie de coincidencias dieron lugar a la creación del mito, pero me inclino más a pensar que fue el destino el que, en cada cruce de caminos, fue empujando poquito a poco al guionista en la dirección que más le convenía. En una que daría lugar al nacimiento de un personaje cuya leyenda más tarde agrandaría hasta el infinito un tal Alan Moore y que sería la tierra fértil sobre la que plantar otras ideas como la de un mago de dudosa moral llamado John Constantine.

 

«Venga amigo. ¿Se te ha comido la lengua el gato?«

 

Me pongo, como os decía, a leer el tomo recopilatorio de ECC sobre los orígenes (en plural) de La Cosa del Pantano y rápidamente me veo transportado a las frescas tardes de verano de mi infancia en el pueblo de mi madre, leyendo los viejos cómics de mis primos mayores. La Génesis Oscura del personaje que fuera una vez Alec Holland es un cómic hijo de la época en la que fue escrito, un tiempo de historias sobre terribles e indómitos monstruos y tragedias acontecidas en remotos parajes. La incapacidad de la Cosa del Pantano para comunicarse con fluidez por medio del habla da lugar a un estilo introspectivo que es la excusa perfecta para normalizar lo que era costumbre en ese momento y que no era otra cosa que plasmar en la viñeta todo pensamiento y sensación que tuvieran los personajes de la historia que se estaba contando. Hoy en día muchas de estas técnicas se han abandonado en favor de una serie de elipsis que todo el mundo acepta, pero al monstruo de Wein y Wrightson le sigue sentando igual de bien.

 

La Cosa del Pantano: Génesis Oscura

La Cosa del Pantano: Génesis Oscura

 

Wein y Wrightson enfrentarían a lo largo de su colaboración a la Cosa con monstruos de toda clase, con científicos locos y magos perturbados. Siempre en medio de la oscuridad húmeda que parecía exigir su personaje. Conviene leer este tomo como la colección de relatos cortos que es, dejando que constructos posteriores como la guerra entre el Verde y el Rojo se queden en el tintero de las ideas que, más tarde, terminarían por definir el carácter heroico del personaje. Por el momento leed, amigos míos, un tomo que os llevará en brazos a otra época en la que las ideas caían como semillas sobre el fértil campo de unas editoriales ávidas por ofrecer algo nuevo que leer a un público en pleno proceso de evolución. Dejaos llevar, pero ¡cuidado! Porque puede que si luego salís, pasada la tormenta, a dar una vuelta por el barrio, sintáis como unos ojos rojos de rabia y tristeza os observan sin pestañear desde el callejón más oscuro del barrio.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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