«Aquí no se aplican las leyes de la magia«

Se estaba viendo venir desde hacía varios números. Del liderato de Zatanna de la Liga de la Justicia Oscura dependía que la serie siguiera o no publicándose como hasta ahora en los Estados Unidos y lo cierto es que, pese a recuperar a gran parte de los personajes de anteriores sagas J.M. DeMatteis no ha sabido captar la atención del público excepto cuando teníamos a Constantine en primer plano, lo cual debería haber sido sólo temporal. O quizás es simplemente que esta serie es dependiente hasta el extremo del liderazgo del bribón inglés y que sin él no hay historia capaz de conquistar a los lectores. Pero la verdad es que lo dudo.

No había tenido una mala idea el guionista. Tras la psicodélica ‘batalla de las casas’, el grupo había despedido definitivamente al mago de Hellblazer y se había visto dividido en tres al verse despedidos en diferentes direcciones de la corriente temporal tras la explosión del hechizo que lanzaron Zatanna y Constantine. Así, teníamos a la ‘lideresa’ encerrada en el albor de los tiempos, cuando la magia fluía libremente, mientras que la Enfermera de Pesadilla, la Cosa del Pantano, Frankenstein y Andrew Bennett caían en el otro extremo, el fin de la realidad. Por su parte (y al final del número #10) descubríamos a Xanadú, Deadman y Orquídea Negra en un espacio más allá del tiempo que toma forma completamente en esta entrega, aunque sea de un modo tan breve que casi nos dé igual.

«Las normas se hicieron para quebrantarlas«

Y es que ahí veo uno de los problemas que han acompañado a DeMatteis durante toda su etapa. Monta un buen escenario, coloca las piezas, comienza a hacer que se muevan… pero en un momento determinado comienza a entrarle la urgencia y remata tramas deprisa y corriendo de la manera más chapucera. Esto es lo que le ocurre en el reino sin tiempo en el que aterriza el tercer equipo de antihéroes. Su paso por estas tierras daba para mucho más, pero el guionista se obliga a condensarlo todo en una entrega y el resultado es de todo menos creíble: enemigos que se hacen amigos, amores, confesiones… todo en el espacio de muy pocas páginas como para que nos de tiempo a paladearlo.

Liga de la Justicia Oscura #11

Y así, esta saga (y ya de paso la colección) termina como comenzó, con los integrantes de la Liga de la Justicia Oscura desperdigados a lo largo y ancho del planeta dispuestos a vivir sus propias aventuras y con John Constantine como la única constante del cada vez menos nuevo Universo DC, al que le han bastado cuatro años para desperdiciar las oportunidades de las que disponía y quemar a sus figuras más respetadas. La llegada de una nueva oleada de películas tampoco parece ir a mejorar mucho el panorama puesto que las grandes figuras de la editorial (como Grant Morrison sin ir más lejos) se han apresurado a distanciarse de cómo están caracterizados los personajes en ellas, con lo que cualquier intento de emular lo que Marvel está haciendo entre los universos comiquero, cinemático y televisivo parece dinamitado desde antes de mencionarlo.

Son oscuros tiempos para DC y eso se nota en que ECC mueve mucho mejor las reediciones que las colecciones nuevas. Quizás haga falta sangre nueva en la cúpula de la editorial o quizás merezca la pena dar un paso atrás y replantearse algunas estrategias.