«Nos guste o no, la historia siempre tendrá la última palabra«

Mucho se especuló sobre la participación de Len Wein en el retorno de Watchmen como guionista. El creador de uno de los equipos más famosos de los X-Men (aquel en el que pudimos ver por vez primera a Rondador Nocturno, Coloso, Tormenta… y al que retornó como personaje Lobezno) y editor del cómic original de Watchmen mantuvo siempre una relación tensa con Alan Moore y había miedo por parte de los fans de cómo enfocaría Wein este proyecto. Pues bien, leemos los dos primeros volúmenes de Ozymandias y no sólo respiramos más tranquilos, sino que nos maravillamos de cómo ha logrado el autor construir un relato completamente nuevo respetando el 100% del material original.

El otro día os comentaba mi admiración por el personaje del Comediante y por su visión cínica del mundo. Ozymandias es el otro puntal de mi respeto por la obra de Moore. El alter ego de Adrian Veidt es un villano del que uno tarda en sospechar en el cómic de los años 80, pero que cuando se revela deja al lector con el desconcierto de no saber cuál elegir entre dos males terroríficos, tal y como les ocurriría a Búho Nocturno y al Doctor Manhattan. La curiosidad que me producía un personaje como él es lo que motivó el seguimiento de esta serie y, por el momento, no ha habido lugar para la decepción.

«Llevaban los mismos andrajos, apestaban a la misma desesperación«

El estilo narrativo elegido por Wein para este título mezcla elementos de la retórica fascista con conceptos con un vago recuerdo a novelas históricas como la de Alexandros, de Valerio Massimo Manfredi. La elección no tiene nada de arbitraria ya que es Alejandro Magno el máximo inspirador de este justiciero reconvertido en maquiavélico villano y ya que el autoconcepto de Veidt es el propio de los maníacos y los dictadores. Y para reforzar este estilo, Wein se hace acompañar por el dibujo de Jae Lee (ganador de un premio Eisner por su trabajo en Los Inhumanos). El resultado final de esta combinación es tan poderoso que aún con dos o tres relecturas (he perdido la cuenta) sigo disfrutando con el simple pasar de las páginas del cómic. Basten como muestra las dos portadas que acompañan a este texto (sobre todo la segunda) para subrayar el fantástico trabajo que se marca el ilustrador en compañía de Len Wein.

«Mi nombre es Ozymandias, Rey de reyes«

El cómic nos cuenta la historia de Veidt desde su tierna infancia y hasta el momento en el que decide adoptar su identidad secreta en el primer tomo de la miniserie. Nos habla de cómo un hombre increíblemente listo y con la certeza de su superioridad afrontaría hechos que a la mayor parte de los mortales sumen en la desesperación (la muerte de los padres, del ser amado…) Los hechos que acontecen en la primera entrega de Antes de Watchmen: Ozymandias definen las decisiones que tomará en un futuro Adrian Veidt, sí, pero también nos muestran lo poco que distan la genialidad de la locura (¿una pulla a Alan Moore?) y nos revelan el carácter drástico del personaje y sus modos de reaccionar (sus padres mueren y decide vivir una vida nómada, o su propia estrategia para evitar la III Guerra Mundial en Watchmen)

Con todo, y pese a estar narrado en una primera persona que a primera vista podría hacérsenos pesada, el cómic de Ozymandias se lee en un visto y no visto y deja muy buen sabor de boca en el lector (ha sido uno de los mejor valorados de todo Antes de Watchmen en Estados Unidos) El acercamiento al personaje nos complica aún más la tarea de censurar la matanza que perpetraría al final del cómic de Alan Moore, pero también logra hacernos ver que el grado de humanidad del terrorífica y sistemáticamente pragmático Adrian Veidt siempre fue incluso menor que el del «semidiós» Manhattan.

«Esta ciudad se vuelve más retorcida cada día«

ECC acompaña a los cómics de Ozymandias de nuevos fragmentos de La Maldición del Corsario Carmesí (ese cómic que leía un chaval y que publicaba DC en la distopía de Moore), de sendos esclarecedores artículos de David B. Gil y de unas estupendas portadas alternativas firmadas por autores de la talla de Phil Jiménez, Jim Lee y Phil Noto.