Superman: American Alien

Superman. American Alien: Sí, se puede

Superman: American Alien«Tal vez ser raro es mejor«

 

Landis. Un apellido que, pronunciado en según qué ambientes, no provoca nada (no así un Spielberg, un Scorsese, un Hitchcock…) y que para unos cuantos anormales como yo significa un mundo de humor. John Landis fue el genio tras una de las mejores (si no la mejor) comedias universitarias de todos los tiempos: Desmadre a la Americana. ¡Diox! Habré visto esa película cinco o seis veces (tirando por lo bajo) y me sigo partiendo la caja cada vez que vuelvo a encontrar la excusa para volver a darle al play. Landis también estuvo detrás de otros hits como Granujas a todo Ritmo (The Blues Brothers, 1980) o las infravaloradas Entre Pillos Anda el Juego (1983) y El Príncipe de Zamunda (1988). También se ocuparía de dirigir los videoclips de Thriller y Black or White (sí, las canciones de Michael Jackson).

 

John se casó en 1980 con Deborah Nadoolman, diseñadora de vestuario que lograría la nominación a los Oscar por su trabajo en (¡oh!) El Príncipe de Zamunda, y juntos traerían al mundo a Rachel (1982) y Max (1985) Landis. Toda una familia dedicada a la industria del cine si hacemos caso de Imdb. El caso es que Max pronto heredó el gusto del padre por aquello del celuloide tras las cámaras, pero, en lugar del puesto de director, el chaval (que tiene casi mi edad, así que de chaval nada) tiró más hacia la parte creativa del asunto, tratando de contar las historias que más tarde un director pudiera llevar a la gran pantalla.

 

Max lograría su gran oportunidad con Chronicle, una delicia audiovisual con fuertes conexiones con el Akira de Katsuhiro Otomo y cuya historia escribiría y trasladaría a un guión cinematográfico para que la dirigiera un también desconocido por aquellas fechas Josh Trank allá por 2012. Tras ello, sus caminos se separarían (hay que decir que Trank es un tipo… ‘especialillo’ que ha metido la pata hasta el fondo con sus decisiones tras su éxito inicial) y Landis Jr. ha seguido escribiendo guiones de lo más variopinto (American Ultra, Victor Frankenstein…) mientras se prepara para su siguiente gran historia.

 

Superman: American Alien

Superman: American Alien

 

Si ya es complicado que a muchos les suene el apellido de Landis (aunque la lista de películas que os he citado ya es una carta de presentación importante), más difícil es que suene por ahí el corto que Max escribiría, dirigiría y subiría ÍNTEGRO a Youtube bajo el título de The Death and Return of Superman en 2011, un año antes de darse a conocer al mundo entero. Del visionado de esta divertidísima pieza de cutrerío (con cameos tan importantes y sorprendentes que os dejo a vosotros la tarea de descubrirlos) se extraerían dos grandes máximas acerca del guionista: que no le tiembla el pulso a la hora de maquillar un poco la realidad si con eso puede lograr una historia más divertida y que ama profunda y apasionadamente los superhéroes y, más concretamente, al Hombre de Acero.

 

«¿Tienes la más remota idea de lo que estás haciendo?«

 

Sabiendo todo lo anterior, DC ha tentado en diversas ocasiones a Landis para que les escriba algo sobre el kriptoniano, pero no ha sido hasta el año pasado que uno de los proyectos sobre Superman ha cristalizado. Quizás haya sido la por la motivación de volver a ver a Sups en pantalla grande con motivo de Jesucristo Superman (Zack Snyder, 2013) y su secuela, Ella se llamaba Martha (Zack Snyder, 2016), pero lo cierto es que la pista de patinaje artístico que DC ha montado en las salas de cine se merecía una contestación de enjundia y el menor de los Landis ha visto cielo abierto para crear a gusto las historias que él siempre quiso contar sobre el primero de todos los superhéroes.

 

Superman: American Alien

Superman: American Alien

 

Superman: American Alien consta de siete historias autoconclusivas que siguen a Clark Kent desde su más tierna infancia y hasta su momento de madurez, ya convertido en el héroe que todos conocemos. Con ellas Landis demuestra que, en pleno 2016, sigue siendo más que posible crear buenos guiones para el Hombre de Acero. Su Superman es mucho más humano que algunos de los que hemos visto recientemente sin tener por ello que renunciar a sus poderes o a su innegable sentido de la justicia. A través de la pluma del guionista (y apoyado por un equipo artístico de infarto del que hablaré enseguida) vemos madurar a Kent a base de momentos en los que priman el ensayo-error y el cariño no ya sólo de sus padres adoptivos, sino de todo un Smallville al que Landis hace consciente de sus poderes (coincidiendo también conmigo en que un secreto como el de Clark es imposible de guardar en un pueblo tan pequeño como su propio nombre indica).

 

«¿Por qué lo haces, terrícola?«

 

Max, más que contarnos momentos críticos o de iluminación, elige relatar breves anécdotas en la vida del kriptoniano (su primer vuelo, la visita de unos amigos a Metropolis…) para que, a través de ellas, conozcamos mejor al héroe que hay más allá de la capa y los calzones rojos. Lo que el guionista logra es, ni más ni menos, una de las mejores colecciones de aventuras del personaje y, sin lugar a dudas, la mejor puerta de entrada al universo DC que se ha escrito en muchos años. American Alien es divertido de leer, nos traslada a nuestro rincón de la nostalgia a los más leídos y empuja a los nuevos lectores a enamorarse de uno de los personajes sobre los que más complicado es escribir en la oscura época actual.

 

Superman: American Alien

Superman: American Alien

 

Mencionaba antes el apartado artístico. Cada capítulo del álbum está dibujado por un dibujante diferente, en función de lo que el guionista quiere contar y de manera que cada historia tenga el aspecto gráfico adecuado. Gracias a esto Landis se codea con verdaderos gigantes como Jae Lee, Francis Manapul o el siempre genial Jock. El propio guionista es quien escribe pensando en las viñetas que mejor le sentarán a cada estilo de dibujo y esto se traduce en una obra muy lograda visualmente pese al baile de dibujantes. Superman: American Alien debería figurar desde ya en vuestras bibliotecas comiqueras. Porque escribir grandes guiones de Superman sí se puede.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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