Superman: Avistamiento en Kansas

Superman. Avistamiento en Kansas: Encuentros en la 3ª Fase

Superman: Avistamiento en Kansas«Era el plan de tu padre, ¿no? Que te aceptásemos como un salvador intergaláctico«

 

Los que, como yo, os hayáis criado en los 80 tendréis muy presente la historia de Goku. El protagonista de Dragon Ball era enviado a la Tierra siendo aún un bebé para esclavizarla y luego vender el planeta al mejor postor, pero nada más descender de la nave el chaval se golpeaba la cabeza y… ya conocéis el resto de la historia.

 

Siempre se nos ha vendido la historia de Superman como la del pobre único superviviente del planeta Krypton enviado a nuestro planeta para guiarnos e impedir que nuestra civilización cometa los mismos errores que llevaron a la destrucción a los congéneres del Hombre de Acero. Pero la única «prueba» que hemos tenido de ello ha sido siempre la palabra del propio Superman. ¿Habríamos confiado de igual manera en él de haber sido, por ejemplo, un ser de innumerables tentáculos y dos cabezas? Hasta la fecha el único que se parece haber tomado en serio el tema del origen alienígena de Superman no es otro que el maníaco de Lex Luthor, pero, cuando los escépticos comienzan a organizarse y a hacer las preguntas adecuadas, el propio Kal-El no tiene más remedio que plantearse los mismos interrogantes.

 

Olvidémonos de Supergirl, de la ciudad embotellada de Kandor y de todas las pruebas que se le han ido planteando al alter ego de Clark Kent sobre la bondad de sus padres a lo largo de los años. ¿Qué le queda a Superman? Poco más que una pequeña cápsula espacial y unos cristales que bien pudo adulterar su padre antes de entregárselos para que los integrara en la Fortaleza de la Soledad. Sin más pistas Superman está tan perdido como los humanos a quienes protege.

 

Superman: Avistamiento en Kansas

 

«Y el mundo muerto perdido en el tiempo, enterrado en el espacio… se desvanece con él«

 

Partiendo de la reflexión que acabáis de leer J. M. DeMatteis, polifacético guionista de Spider-Man, la Liga de la Justicia y capítulos sueltos de The Twilight Zone, se juntó en 2003 con Jamie Tolagson (conocido por su trabajo en The Crow) para relatar en las dos entregas que ahora ECC nos trae recopiladas el viaje de autoconocimiento que ha de emprender el héroe cuando todo aquello en lo que siempre había creído comienza a desvanecerse tras las brumas de la duda y la sospecha.

 

Avistamiento en Kansas se nos ofrece como una breve (y sin consecuencias) aventura del «primer superhéroe», pero rápidamente engancha y, una vez finalizada su lectura, se queda en nuestra memoria como una bella fábula acerca de la verdadera naturaleza  del ser humano más allá de la educación y el ambiente. Se trata de una de esas pequeñas joyas que nos deja de vez en cuando el noveno arte y que, sin llegar a ser un Largo Halloween, dignifican y aumentan el prestigio de la industria del cómic. Se le puede achacar a DeMatteis una narración un tanto arrítmica, pero el acabado general es estupendo y se le pueden perdonar los breves trompicones.

 

Superman: Avistamiento en Kansas

 

«… o tal vez un recuerdo ya olvidado que baila en los confines de mi mente«

 

Tanto en el desarrollo del guión como a nivel visual el cómic recuerda vagamente al estilo de Frank Miller en El Regreso del Caballero Oscuro. DeMatteis le da a los medios de comunicación el mismo peso que le daba en los 80 Miller con su obra más reconocida, pero esquivando por poco la nota de crítica que tuvo a bien incluir el creador de Sin City. Por su parte Tolagson hace gala de un estilo anguloso similar al de Klaus Janson o Lynn Varley (El Contraataque del Caballero Oscuro), pero que sacrifica algo del detallismo de ambos en la creación de los personajes para centrarse en unos escenarios sobrecogedores que ganan enteros en las splash pages o cuando el dibujante decide plasmar multitudes. Aunque si hablamos del dibujo hay que aplaudir sin duda alguna el sensacional trabajo de Sherilyn van Valkenburgh como colorista de los dos capítulos que componen el tomo.

 

El único tirón de orejas hay que dárselo a ECC por traer este cómic sin ninguna clase de extra y, sin embargo, por un precio ligeramente superior al de otras publicaciones de igual grosor. A veces merece la pena sacrificar un margen de beneficios en favor de que un producto pueda llegar al mayor número de lectores posible.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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