Durante casi tres años (entre 2003 y 2006) fue el arquitecto de sus aventuras, y un año antes ya había escrito para ella una de las novelas gráficas más interesantes que hemos disfrutado en el entorno deceíta en los últimos tiempos. Ahora, con los aires de cambio que ha traído la reestructuración orquestada por Renacimiento, Greg Rucka vuelve a la vida de Diana de Themyscira con el objetivo claro de devolver el brillo a la amazona después de la breve e irregular etapa de Meredith y David Finch.

En el nuevo contexto promovido por Renamiciento los personajes deben reencontrarse a sí mismos, mientras los autores han de reescribir las vidas de estos lidiando con los acontecimientos de estos últimos años en los nuevos 52. Y en estas se encuentra Wonder Woman, con unos primeros números en los que se contraponen el origen clásico de la heroína con el que pudimos disfrutar en la emocionante etapa de Brian Azzarello. Se trata de un ejercicio interesante el desarrollado por Rucka, que intenta respetar el legado más reciente de Diana, al tiempo que obecede las directrices editoriales. El guionista presenta a una Wonder Woman que sufre una especie de mal que provoca que se entrecrucen diferentes recuerdos de su vida y se cuestione cuáles son reales y cuáles no. Alguien está jugando con su mente y ella no parará hasta dar con el responsable.

El comienzo es prometedor, y Rucka se esfuerza en captar el interés de los lectores con una trama de la que todavía no hemos desentrañado más que la superficie. Una historia muy entretenida, pero… Son nuevos tiempos y nuevos caminos por recorrer, pero el temor fundado a que se deshagan las cosas buenas de la etapa de Azzarello y Cliff Chiang es persistente, y de hecho se van dejando pequeñas indicaciones de que así será con la aparición de personajes como Steve Trevor o Cheetah y la relación que mantienen con Diana en este reseteo del universo DC.

Así, si habéis seguido con entusiasmo la etapa precedente, olvidadla y abordad esta como algo diferente y ajeno a aquella. Y si os engancháis al personaje ahora movidos por el inminente estreno de su película, es una ocasión tan buena como cualquier otra. Se hace un medido resumen de sus orígenes y se plantean las líneas maestras que seguirán los dos primeros arcos argumentales. Este último punto es importante tenerlo en cuenta, porque aunque ECC en su publicación en tomos de cuatro números no hace distinción alguna (y tampoco hace ninguna anotación al respecto), en la edición norteamericana los capítulos impares siguen una trama y los capítulos impares siguen otra. Vendría a ser una reducción de lo que hacen Batman y Superman en sus dobles cabeceras (Superman / Action Comics y Batman / Detective Comics), a una única serie. De ahí que en los tomos españoles nos encontremos, a partir de ahora, con dos arcos argumentales bien diferenciados en el mismo volumen.

En el arte, tenemos a Liam Sharp encargándose del argumento «impar» y a Nicola Scott del «par». Ambos siguen un trazo que sigue bien los esquemas del género, y ofrecen una composición de páginas que por momentos sabe romper con los convencionalismos para dotar de un mayor dinamismo a la narración. Si siguen por este camino nos esperan buenos tiempos, al menos a nivel visual.

Este primer volumen, además de Wonder Woman #1-3, incluye el one-shot que sirvió de punto de arranque a Renacimiento, Wonder Woman: Rebirth #1, capítulo que abre el volumen y que sienta las bases del rumbo que tomarán las aventuras de la amazona a partir de ahora.