The Artist

The Artist: Un film único e irrepetible

Finales de los años 20, el cine mudo vive su momento de máximo esplendor y entre este primer star system hollywoodiense destaca George Valentin. Pero los grandes avances son como un tsunami, se lo llevan todo por delante y la llegada del sonoro revoluciona el séptimo arte de una forma que nadie habría llegado a imaginar. Mientras Valentin se sume en una espiral autodestructiva, la joven Peppy Miller sube a los altares de la industria y se convierte en un símbolo del cambio. Las dos caras de una misma moneda y las personificaciones de una historia de amor. Amor con mayúsculas por el cine.

 

Michel Hazanavicius hace un sentido homenaje al cine mudo en su puesta en escena, técnica e interpretaciones. Abraza los códigos de aquel cine primigenio en todos los detalles: vestuarios, localizaciones, matices del B/N, música, la carga expresiva de las actuaciones… Verdaderamente se siente la década de los 20 en la película. Pero la narración y –sobre todo– el montaje, son propios del cine actual. Una simbiosis deliciosa que hace de The Artist un film único e irrepetible.

 

The Artist / Jean Dujardin

 

Dos de los aspectos que referencial al cine mudo tienen especial relevancia: la música y las actuaciones. La primera, compuesta por Ludovic Bource, juega con casi todos los géneros del cine de la época y nos ofrece una enorme variedad de temas que rememoran y nos trasladan a aquellos años. En cuanto a las actuaciones, la labor de Bérénice Bejo y Jean Dujardin es extraordinaria. Son actores muy expresivos y saben gesticular como pocos, lo que inunda de veracidad la película. Si además entre el reparto encontramos «monstruos» como John Goodman o James Cromwell para arroparles, el nivel está más que garantizado.

 

Quizás la película pueda hacerse un poco tediosa a mitad del recorrido, lo que no empaña en exceso una propuesta de visionado obligado para todo cinéfilo que se precie y los que no lo sean. Pues, como apuntaba hace un momento, cuenta con un trabajo de edición muy cercano a nosotros, lo que ayuda a que el público menos versado en los clásicos disfrute de una grata y original experiencia.

 

The Artist / Bérénice Bejo

 

The Artist, además, llega en un momento idóneo, en un momento en el que se está debatiendo si el 3D es una moda pasajera o acabará por transformar la forma de ver y hacer cine. De esta forma logra establecer un vínculo entre el 3D estereoscópico y los primeros pasos del cine sonoro. Un hecho que en la película se ve de forma clara en el personaje de Jean Dujardin, que reniega del sonoro, se toma el avance técnico con sorna y condenado por su orgullo decide ir a contracorriente de la industria.

 

Resulta un paralelismo curioso porque mientras que muchos reniegan del 3D y dudan de sus posibilidades, cineastas de gran prestigio como Scorsese han abrazado la nueva tecnología y están recibiendo numerosos reconocimientos.

 

Porque lo que de verdad importa es contar una buena historia. Y The Artist por mucho homenaje que haga, por mucho que juegue con sus códigos o por muy original que resulte, por lo que destaca y por lo que gusta es porque cuenta una buena historia. Si además de un gran relato tenemos todo lo demás solo queda dar las gracias a Hazanavicius y su equipo por regalarnos 100 minutos del mejor cine.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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