Divinity II

Divinity II: Apuesta al rojo

Divinity IIMis escarceos con el universo Valiant han sido siempre puntuales, yendo a tientas. Siempre con el miedo de encontrarme ante otro cosmos plagado de trampas editoriales, como suele suceder con Marvel o DC, donde para comprender tal o cual serie tienes que acudir a otras tantas colecciones o, en el peor de los casos, tirar de hemeroteca y descubrir que llevas un retraso de 30 años (que sigue creciendo) en las lecturas.

 

Todo lo contrario que nuestro querido Prous (Dead Droop, Unity, Quantum and Woody…), incansable devorador de tebeos. Y al final, claro, uno se termina picando. Más cuando lo que cae en sus (mis) manos es una historia de puro sci-fi con cosmonautas y viajes en el espacio/tiempo de por medio. Eso es lo que os vais a encontrar en Divinity II. Todo eso.

 

La lectura de Divinity II (que publica en España Medusa Cómics) se puede hacer de manera autónoma, es decir, aunque recomendable, no es necesario haber leído con anterioridad Divinity. Y si sois de los que no se han acercado en la vida al universo Valiant, despejad vuestros temores. Incluso aquellos ermitaños que vivan en algún caserío abandonado a las afueras de Zugarramurdi que nunca hayan cogido un Bloodshot o un Ninjak entre sus manos podrán acercarse a Divinity II sin mayores problemas. Para los que siempre preguntan por dónde empezar a leer Valiant (o qué leer sin meterse en berenjenales editoriales), Divinity II (o su precuela, Divinity) es una apuesta segura.

 

Matt Kindt es el autor de un relato que si hicieramos listas de lo mejor del año entraría de lleno entre lo mejor de 2017. En una ucrónica Guerra Fría los soviéticos mandan una expedición sin bilelte de vuelta al espacio profundo. Tal como acontecía en Divinity. Pero claro, estas misiones no corresponden a un único explorador, las naves requieren de más tripulantes. Esta es la historia de Valentina, otra de las cosmonautas de aquella misión… y de cómo regresó a la Tierra.

 

Divinity II

 

El guionista neoyorkino elabora una historia de tintes sombríos, muy cruda, en sintonía con una protagonista obligada a definirse a sí misma sin mayor apoyo que su propio impulso y que recibió de la potencia soviética su salvación. Esta determinación de quién se ha forjado un destino a base de sacrificio puede verse corrompida cuando tus ideales corren peligro de desomoronarse… como sucedió con la URSS. Kindt pone frente a frente la realidad y los ideales, el recuerdo de un pasado glorioso y la incertidumbre de un futuro que no está escrito. Una lucha que puede leerse desde varias capas, abordándose tanto desde el plano íntimo de Valentina, hasta el físico con el inevitable choque entre los principales personajes de la historia, pasando incluso por la vertiente política.

 

Valentina

 

Los elementos más propios del género fantástico, como el retorcimiento de la realidad a través de los viajes en el tiempo requieren que estemos muy pendientes de todo cuanto nos rodea. Todo detalle es importante. Kindt «obliga» a hacer una lectura activa de Divinity II, prestando mucha atención para que cuando el ritmo narrativo enloquece con los saltos temporales no perdamos el hilo.

 

Uno de esos detalles que al menos a mí me resultan bastante curiosos y que son los que al final nos engatusan de cualquier obra es comprobar la gran semejanza que existe entre la nave que lleva a Valentina de vuelta a La Tierra con la que transportó a Ellie Arroway hasta Vega en Contact (Robert Zemeckis, 1997). Está por ver si Matt Kindt o Trevor Hairsine (que se marca un trabajo fantástico en el apartado gráfico) contaron con dicha película entre sus referencias, pero apostaría cualquier cosa a que sí (ya fuera de forma consciente o no).

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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