Kobane Calling

Kobane Calling: Zerocalcare madura… a ratos

Kobane CallingSi hay un autor al que parece difícil ubicar como responsable de un cómic periodístico, ese es Zerocalcare. El italiano, después de sorprender con la delirante La profecía del armadillo, y tras unas cuantas obras que aún no han llegado al mercado español, nos sumerge en Kobane Calling en una experiencia autobiográfica que le llevó a zonas de conflicto, a bases del ISIS, al Kurdistán y sus conflictos con países como Turquía, Irak o Siria. No es que Zerocalcare cambie de estilo, es que lleva el que ya mostró en su rocambolesca obra de debut a un género completamente diferente. Zerocalcare madura, pero, en realidad, lo hace solo a ratos.

 

La combinación, por extraña que pueda parecer, es bastante agradable y funciona en esos dos niveles. Es una comedia, divertida y original, con temas recurrentes como el dichoso armadillo que acompaña al autor reconvertido en su propio personaje, animales que hablan y exageraciones caricaturescas como ya conocemos en las páginas de Zerocalcare. Pero, y eso es lo sorprendente, también es un buen documento del tema que trata, no solo por la información que maneja, que seguramente será más accesible para el lector profano que muchas de las noticias y reportajes que se ven en los grandes medios de comunicación, sino también por lo acertado del retrato de los personajes con los que se va cruzando.

 

No es una obra definitiva, ni tampoco es lo que removerá conciencias a nivel global. Pero da que pensar cuando las risas se detienen, lo que no es poco si tenemos en cuenta la poca conveniencia inicial de la que hablábamos. Y la clave está en que sabe intercalar muy bien los dos elementos que construyen Kobane Calling. Zerocalcare domina el ritmo, sabe cuándo toca hacer reír y cuándo es el momento de mostrarnos una realidad dura y demasiado desconocida sobre la que todos los líderes de opinión, políticos y periodísticos, se permiten el lujo de hablar sin tener una toma de contacto tan directa y a veces incluso emocionante como la que nos cuenta el autor italiano.

 

Esa continuidad del estilo de Zerocalcare se ve en buena medida en lo temático, en la forma en la que lleva a su terreno lo que realmente quiere contar, pero sobre todo con su dibujo. Su estilo es directo y sencillo, versátil si se quiere porque utiliza un amplísimo número de herramientas narrativas que camuflan el cuantioso texto que en realidad tiene la obra y que hace que su lectura sea mucho más pausada de lo que seguramente cabría pensar si tenemos en cuenta la sensibilidad cómica de su autor. Pero si su caricatura es bastante eficaz, lo mismo se puede decir de todos los escenarios reales que muestra, incluso de los personajes que se esfuerza en mostrar con rasgos bastante más realistas de lo que en él es habitual.

 

Es difícil decir qué tipo de lector se puede asomar sin miedo a esta obra, precisamente porque Zerocalcare se mantiene como el autor inclasificable de La profecía del armadilla, una obra ya con cinco años de vida, pero sí se puede decir que su esfuerzo por hacer algo diferente sin traicionarse a sí mismo merece bastante la pena. Por lo menos para abrir el cómic, quedarse petrificado por la cruda realidad que muestra su primera escena y después dejarse llevar hasta la dimensión más divertida del autor. Si se sobrevive al impacto de la mezcla, es que estamos preparados para hacer este viaje junto a Zerocalcare.

Acerca de Juan Rodríguez Millán

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Periodista de corazón y de vocación, dispuesto a escribir sobre todo aquello que necesite explicación, pero disfrutando ahora mismo de la vida profesional online juntando letras sobre cómic, cine y deporte. Y con muchos proyectos e ilusiones en la cabeza, algunos de los cuales ya están tomando forma en el disco duro.

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