«¿Qué tal tu mamá?«

Mucho ojo con la etapa que está escribiendo Gerry Duggan para los Guardianes de la Galaxia. Venimos de una época, la de Brian Michael Bendis, que había dejado el listón muy alto. Peter y los suyos se nos habían presentado como la más libre y divertida banda de renegados. Sus aventuras raras veces afectaban a alguien que no fueran ellos mismos, pero precisamente por eso era tan divertido y tan sano leer sobre ellos como escape a la eterna esclavitud de la continuidad marvelita. Lo primero que nos encontrábamos con el aterrizaje de Duggan era con una banda muy cercana a la que nos presentó James Gunn y centrada en un humor sencillo y de digestión fácil.

El escritor, sin embargo, ha sabido jugar muy bien sus cartas y ha utilizado esos primeros números más descafeinados para plantar las semillas de la transición entre una etapa y la otra para, de manera casi imperceptible, ir dejando crecer las tramas verdaderamente importantes que siempre quiso tratar. Ya el mes pasado se nos atragantó ligeramente la risa cuando descubrimos la verdad tras el nuevo pacifismo de Drax. En la entrega que nos ocupa hoy descubrimos la auténtica razón del ‘enanismo’ de Groot, primero, para terminar descubriendo el hilo conductor que sirve a la vez para dotar de propósito a la banda, volver a unirlos más allá de sus diferencias y, mucha atención a esto, llevarlos más lejos de lo que nunca llegaron con un nivel de importancia para la Casa de las Ideas que se irá desvelando en los meses venideros.

«Hijodetumadre taimado. Debería haber sabido que tenías un plan«

Se acaban, de repente, las bromas. Sin que pudiéramos verlo venir el guionista se ha puesto serio y ha relacionado, de un plumazo, las Secret Wars con todo lo que Legacy nos ha prometido que está por venir. Sin comerlo ni beberlo nos encontramos con una conspiración que está poniendo en jaque a los mismísimos Primigenios del universo Marvel, que vuelve a poner en primer plano a Thanos (cuya serie, escrita por Jeff Lemire, aún nos tiene que dar un segundo volumen) y que pone sobre la mesa las Gemas del Infinito, que llevaban desaparecidas desde que Jonathan Hickman las destruyera en los primeros compases de la etapa de los Vengadores que finalizaría con los universos Ultimate y Clásico colisionando, justo el mismo año que el cine las volverá a poner en la diana de todos los fans.

Guardianes de la Galaxia #59

Me está gustando mucho lo que Duggan está haciendo con los Guardianes. Al guionista se le notan las tablas espaciales (ya le hemos visto con anterioridad en Nova) y demuestra aquí ser un gran conocedor y seguidor de la serie en los últimos tiempos y alguien que, sin salirse del camino de baldosas amarillas que va poniendo Marvel frente a su hocico con cada paso que da, tiene muy claro qué clase de historia quiere contar. Un ejemplo claro lo vemos al final del primer número de los dos que aquí se recopilan: Cohete vuelve a su laboratorio dispuesto a salvar la vida de su mejor amigo y la escena da un salto repentino a… el plató de televisión de Mojo. De no ser porque estoy leyendo las aventuras de la Patrulla-X Oro esta escena no habría tenido ni pies ni cabeza. Duggan se ve obligado a hacer una pequeña referencia al próximo crossover entre ésta y la Patrulla-X Azul, la hace coincidir con un momento verdaderamente emotivo, dándole la importancia debida, pero se la ventila cuanto antes para poder volver pronto a lo que en realidad interesa. A ver cuánto dura hasta que Marvel lo descabece.