Era una de las demandas más repetidas por una parte importante del fandom marvelita, y era una de las grandes deudas que tenía Panini Cómics con sus lectores. Por fin llega a nuestras estanterías un buen pedazo de la ya clásica cabecera La Sensacional Hulka. El mejor de ellos, el desarrollado por John Byrne. La editorial ha publicado esta etapa dentro de su colección Marvel Héroes, en un tomo de nada menos que 760 páginas que incluye la novela gráfica que protagonizó la heroína, así como los números de la serie regular escritos por Byrne. A saber: Marvel Graphic Novel #18, Marvel Comics Presents #18 y The Sensational She-Hulk #1-8, #31-46, #48-50 USA.

Jennifer Walters, que en esta época venía de formar parte de Los 4 Fantásticos sustituyendo a La Cosa (quien decidió tomarse un tiempo después de las primigenias Secret Wars) protagoniza aquí una serie de historias muy divertidas, rompedoras en su época y aún hoy siguen manteniendo su descaro. Walters apela directamente al lector en estas páginas (no son pocos los momentos en los que rompe la cuarta pared, tal como en la actualidad hacen personajes como Deadpool), donde habla de sus amoríos, su día a día como abogada, se enfrenta a los más variopintos enemigos… todo con un tono muy fresco e irreverente, jugando con los clichés del género y mostrando a una mujer emponderada, revolucionando los roles arquetípicos a los que solían (y suelen) estar relegados los personajes femeninos en las viñetas. Byrne y su Hulka llegaron con la ambición de llevar una visión mordar, desenfadada y libre de prejuicios al cómic de superhéroes. Y vaya si lo consiguieron.

La primera historia recogida en este voluminoso tomo, la novela gráfica que permitiría a Byrne llevar adelante su serie abierta, mantenía un tono y una estructura mucho más convencional y encorsetada a los cánones del género. Aún así, el artista no se priva de afilar sus lápices dejando cierto tono crítico (no olvidemos que estamos en los años de Reagan y Tatcher) y aunque cierra el relato reivindicando la independencia de su heroína, no puede evitar caer en ciertos tópicos de género (un claro ejemplo de este mal vicio es su representación de Lois Lane en El hombre de acero). En esta historia de apertura Hulka se ve asediada por SHIELD, que va a por ella saltándose cualquier tipo de ley. En estas páginas Byrne empieza a hacer músculo para lo que será la serie que nos encontramos a continuación. Este relato, ya solo como argumento unitario bien merecía una reedición, y su inclusión en el volumen que nos ocupa es de agradecer. El autor controla de forma sobresaliente los ritmos de su historia, que no cae en punto muerto en momento alguno, y goza de un tono que no rehuye la comicidad, la aventura o el aspecto más íntimo y humano de la protagonista.

A partir de ahí, el autor se desata y da rienda suelta a su extravagante imaginación. Así, en los primeros números de la colección regular Byrne se dedica a hacer guiños y gracietas a propósito de Los 4 Fantásticos, «homenajeando» los esquemas de sus primeras historias de una forma muy particular, cambiando a los skrulls o al Doctor Muerte, por citar un par de ejemplos, por personajes -digamos- con menos lustre. Subrayando, de esta forma, el tono que seguirá la serie de la heroína. En el salto que se produce entre los primeros ocho números y el número #31, cuando retornó el autor, se aprecia cierto desnivel con un dibujo menos cuidado y unos guiones a los que les falta aquella frescura inicial. Aún así, la serie es capaz de aguantar el tipo y regalarnos algunos momentos muy divertidos.

John Byrne nos dejó una etapa para recordar (quizás la mejor de la carrera de Jennifer Walters) y reivindicada por sucesores suyos como Dan Slott (quien trabajó con Hulka entre 2004 y 2007). Una etapa a la que Panini hace justicia con una edición que incluye interesantes extras como una entrevista con el autor e ilustraciones y portadas varias.