Tras perder la memoria en un accidente aéreo, Logan prosigue con su incansable búsqueda de respuestas.

«¿Seguro que no eres un actor famoso?«

En el primer volumen de Lobezno MAX, Jason Starr nos demostró hasta qué punto había interiorizado la esencia de las historias clásicas de Lobezno a la hora de llevar al personaje a la línea adulta de Marvel. Ahora (casi seis meses más tarde) vuelve para, una vez establecida la marca de salida, dar un giro completo a la historia del personaje y desarrollar la historia desde la perspectiva que más le interesa.

Y ésta no es otra que la de un guerrero perdido en el misterio de su pasado y de su propia existencia que viaja siguiendo las pocas pistas que le van dejando los cadáveres descuartizados que deja a su paso. Tras su tormentoso paso por tierras orientales, Logan pone rumbo a la ciudad desde la que salió el vuelo que le costó los recuerdos y casi la vida. Pero Los Ángeles no tratará a Lobezno mejor de lo que le trató Tokio y nuestro protagonista tendrá una vez más que apretar los dientes… y sacar las garras.

«Es sólo una estúpida puta británica«

Me llama poderosamente la atención el hecho de que, al igual que en la famosa obra de Tarantino, tras un primer volumen marcado por la tradición nipona de los samuráis, la yakuza y las tragedias de honor y familia a través de los siglos, Sparr opta por llevar a su personaje a la América recóndita y oscura y a los desiertos que rodean su particular «capital del vicio». Los personajes de Logan y ‘la Novia‘ Uma Thurman comparten según la visión del autor la misma necesidad por descubrir la verdad que les ha puesto en la situación en que se encuentran (nótese que incluso en el inicio se parecen ya que Thurman debe arrastrarse al no poder usar las piernas al despertar y Logan… bueno, se despierta sin piernas). También comparten un pasado relacionado con el arte de la katana y una historia alrededor del antiguo oficio del asesino que no termina nunca por aclararse.

Sin embargo, la protagonista de los filmes de Tarantino tenía muy claros los rostros de quienes le causaron su infortunio. no es así para Lobezno, quien aparte de querer saber el por qué, anda a la caza del quién e incluso del cuándo. El estado paranoico y desconfiado en el que se sume el personaje a resultas de esta situación es ciertamente contagioso y llega un momento en el que el propio lector llega a desconfiar del protagonista de la historia y de su pasado. Más aún con cada nuevo villano que aparece y que parece saber demasiado sobre nuestro héroe como para no haber compartido con él más que unos cuantos derechazos.

Aún y con todo, el corazón noble del mutante de las garras de adamántium aflora a intervalos regulares para que no olvidemos que, se haya inventado Starr la historia que se haya inventado, el protagonista sigue siendo 100% Lobezno, para lo bueno y para lo malo. La bestia puede hallar placer en la violencia y el cercenamiento de miembros, pero la personalidad tosca y la bondad apenas oculta siguen estando ahí para la delicia de los fans del personaje, que tienen en este autor a un gran defensor del Logan más tradicional, pero con historias que lo lanzan más allá de las tierras del cómic adolescente.

«Sea quien sea está claro que no quiere quedarse a saludar«

Roland Boschi y Félix Ruiz vuelven a repetir a los lápices y nos entregan esta vez un trabajo coral en el que resulta terriblemente fácil entrar y que contiene algunas imágenes perturbadoras hasta el extremo. Jock también vuelve a ser el encargado de unas portadas que esta vez abandonan toda reminiscencia oriental para transferir las sensaciones del calor húmedo de la costa californiana y del ardiente y seco ambiente del desierto tejano.

Panini completa el segundo volumen de Lobezno MAX con una breve, pero interesante, colección de bocetos e ilustraciones descartadas de los artistas implicados en la creación de esta excelente obra. Por el precio de once euros, la editorial está poniendo en nuestras estanterías a una de las mejores versiones de Lobezno que recuerdo.