Morning Glories

Morning Glories nº 2: En clave de ‘Perdidos’

Morning Glories ¿Qué tienen en común, por ejemplo, The Faculty, Obscure, Veronica Mars o Morning Glories? En principio, que son historias ambientadas en el instituto y poco más. Una película sobre invasiones alienígenas, un videojuego de terror, una serie de detectives y un cómic de misterio digno de J.J. Abrams. No tienen nada en común. O sí. Porque cada una, a su manera, utiliza los tópicos que les brinda el género teen, como los roles sociales, para darles la vuelta y construir sus particulares universos. Ya sea para convertir a la animadora en una artista depresiva (One Tree Hill, drama romántico que bien podría incluirse en esta pequeña selección) o al maleante de turno en un genio de la química (Josh Harnett, rebelde sin causa, en The Faculty), pocas cosas son lo que parecen. Y este es uno de los grandes atractivos de Morning Glories.

 

El cómics ha cogido a un grupo de estereotipados estudiantes -siempre en apariencia- para que nos conduzcan por un universo en el que más complicado que sacar buenas notas o entrar en el equipo de animadoras es terminar las clases con vida. Los crímenes y las conspiraciones están a la orden del día en una de los centros más prestigiosos (y peligrosos) de EEUU.

 

Si en el tomo anterior Nick Spencer (guionista) nos abrió las puertas de la Morning Glories Academy y nos presentaba a sus protagonistas (Jun, Casey, Zoe, Hunter, Ike y Jade), en este segundo volumen nos da algunas pistas acerca del pasado de estos jóvenes y los motivos que los han llevado a la escuela. Porque nada es casual.

 

Cada uno de los seis capítulos del libro se centra en uno de los personajes, define su situación en el misterioso internado y narra un momento determinante de su pasado al más puro estilo Perdidos. Referencia ésta nada arbitraria, muy al contrario; el equipo creativo es muy consciente de ello, dejando caer incluso algún cameo para los mitómanos de la serie. Pero los puntos en común con el que fuera fenómeno televisivo no se quedan solo en guiños puntuales. La forma de utilizar los flashbacks para añadir misterio a una trama ya de por sí cargada de intrigas y giros inesperados o el rol que ocupa Abraham (el mismo que parecía tener Jacob al seleccionar a los «elegidos») son solo dos ejemplos -quizás los más evidentes- de esta deuda de Morning Glories con la creación de J.J. Abrams.

 

Al igual que en la serie, ahondar en el argumento sin entrar en spoilers es una tarea del todo complicada, así como aventurarse a hacer predicciones acerca del rumbo de los acontecimientos, pues el argumento no hace sino enrevesarse página a página, planteando más preguntas que respuestas. Con el peligro de que la solución encolerice a los seguidores el camino se presenta de lo más emocionante, sobre todo por los carismáticos personajes ideados por Nick Spencer y lo bien armada que está la historia, de tal forma que entrar y disfrutar de este segundo volumen es cuestión de pasar dos-tres páginas. Atrapa desde el principio, aún cuando no se haya tenido la oportunidad de leer el primer tomo. Algo que pocas obras logran.

 

Y para terminar un poco de misterio. Todos serán libres. Frase que titula el volumen y que aparece de forma recurrente a lo largo de los distintos capítulos. ¿Qué significa? Hasta que descubramos más solo podemos mordernos las uñas elucubrando posibles teorías.


Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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