Veneno: Caballero del Espacio #1

Veneno. Caballero del Espacio #1: Monstruosamente divertido

Veneno: Caballero del Espacio #1«Los Agentes del Cosmos no son nada«

 

Llevaba yo un tiempo diciendo que Veneno no terminaba de encajar de todo en los Guardianes de la Galaxia. Para un personaje tan solitario como el del simbionte que acompaña a Flash Thompson, encontrarse de pronto en un grupo en el que los lazos de camaradería son tan fuertes como en los Guardianes está siendo lo más parecido a dejar un pez fuera del agua. El personaje está ahí y tiene sus momentos, sí, pero no termina de integrarse ni de disfrutar totalmente del viaje de locos que nos propone Brian Michael Bendis en su colección. Pero hete aquí que Marvel ha decidido volver a concederle al antiguo enemigo de Spiderman una nueva serie en solitario en la que, pese a seguir volando libre por el espacio, Veneno vuelva a ser el protagonista de sus propias aventuras.

 

Al frente de esta nueva serie se ha puesto Robbie Thompson (sin parentesco demostrable con el personaje), un autor que ha entrado en la Casa de las Ideas por la puerta que da a la sección del trepamuros al encargarse de las colecciones de Spidey y Seda (secundarias, pero muy interesantes y divertidas). Y mal no lo debe estar haciendo el muchacho, porque pronto lo veremos en otro tomo de la Colección 100% de Panini, será en el recopilatorio de Doctor Extraño y los Hechiceros Supremos, consecuencia directa del arco Los Últimos Días de la Magia. Pero ahora, en noviembre, lo que tenemos en nuestras estanterías es un estupendo cómic en el que la comedia y la vuelta a algunas de las señas de identidad del simbionte son algunos de sus puntos más fuertes.

 

«Seguro que eso se lo dices a todos los humanos«

 

La historia de Flash es una de las que más me han llamado la atención siempre de la Casa de las Ideas. Un personaje que apareció por vez primera para hacerle la vida imposible a un todavía sin poderes Peter Parker. El guaperas, el matón del instituto, tenía su propio momento de iluminación al ver a Spidey en acción contra villanos que claramente lo superaban en poder y estrategia. Este punto de inflexión le llevó a alistarse en el ejército, para poder luchar por algo superior a sí mismo, para poder perseguir una serie de ideales y esta decisión le costó la pérdida de sus dos piernas en uno de los movimientos más osados para aquella época dentro de Marvel, que nos mostraba así, con toda crudeza, las consecuencias de la guerra y obligaba al trepamuros a reflexionar sobre ello. Todo cambiaría una vez más con el regreso de Veneno. Tras su paso por hospedadores tan indignos como Eddie Brock o Marc Gargan, el simbionte se enlazaba por vez primera con un huésped que no buscaba su propio bien. La peculiar relación entre Flash y su extensión alienígena ha ido puliéndose hasta llegar a la cima de la perfección en la colección de Bendis y ahora toca aprovechar todo el trabajo que se ha venido realizando hasta la fecha y, quién sabe, si no deshacer un par de nudos para que cualquier día la red de nuestro protagonista se pueda romper por éste o aquel punto para darnos la sorpresa.

 

Veneno: Caballero del Espacio #1

Veneno: Caballero del Espacio #1

 

Thompson envía a Veneno a una cruzada a lo largo y ancho de la galaxia salvando a los más desfavorecidos de quienes buscan aprovecharse de su debilidad. Esta noble misión, gracias al ágil relato del guionista, se convierte en un divertidísimo cómic en el que no pasamos ni un minuto de aburrimiento. Los secundarios, que comenzarán a cobrar verdadera importancia a partir del siguiente tomo, pecan de una ligera falta de originalidad (803 es un ‘homenaje’ a cierto robot de la Guía del Autoestopista Galáctico), pero resultan descacharrantes y el dibujo de Ariel Olivetti (siempre espectacular) termina de bordar un trabajo redondo que se disfruta de la primera a la última página. Un buen detalle para la época de fiestas que se avecina.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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