Master Keaton

Master Keaton 1: Rumbo a Tenma

Master Keaton«Se apuesta dinero por la vida o la muerte del tomador«

 

Naoki Urasawa. Para todo aficionado al manga este nombre significa Pluto, 20th Century Boys… Para los asiduos lectores de la Noche Americana puede significar Monster, la primera reseña que escribimos cuando los cómics aún eran poco más que un blog en la web y que, a día de hoy, sigue siendo uno de los artículos más leídos. Para el resto: Urasawa está considerado como uno de los mejores (sino el mejor) mangakas de la actualidad. Sus tramas, tejidas con hilos finísimos que te atrapan en una invisible maraña de tensión e intriga, sus personajes (carismáticos tanto los «buenos» como los «malos») y su cuidado dibujo que mezcla el realismo de los entornos con su característica manera de presentar el rostro humano hacen que apenas pueda tener rival en el seinen manga (manga para adultos).

 

La primera serie oficial de Urasawa fue Yawara! (Cinturó Negre para los catalanes) pero su trabajo escribiendo y dibujando la serie para la revista semanal Big Comic Spirits pronto se le quedó pequeño y comenzó a colaborar en la parte artística con unos guiones de Hokusei Katsushika (seudónimo del escritor japonés Hajime Kimura) sobre un profesor japonés con ascendencia británica, pasión por la arqueología y (para alejarlo un poco de Indiana Jones) un segundo empleo como investigador para la firma inglesa de aseguradores Lloyd’s. Este nuevo trabajo (en la Big Comic Original, casa de Monster y Pluto) llamó inmediatamente la atención de los lectores allá por 1988 y terminó por catapultar hacia el estrellato a nuestro autor.

 

Aunque no todo han sido alegrías con Master Keaton. En 2004 Katsushika murió y Urasawa aprovechó un año después la coyuntura para declarar que al poco de comenzar a trabajar juntos, el guionista abandonó la serie al entrar en conflicto la creatividad de los dos artistas. Esto generó una agria polémica en Japón y nunca podremos saber (como es obvio) si lo afirmado por el guionista-dibujante es o no cierto.

 

«Ese hombre… Es un auténtico kaliman«

 

Aunque no se pueda probar, la historia de Urasawa tiene, al menos, una parte de verdad. Taichi Hiraga Keaton, el protagonista, guarda una cantidad tan grande de semejanzas con el doctor Tenma (de Monster) que casi podría decirse que es un antepasado suyo. Lo que es más, los parecidos razonables se van acentuando más y más cuanto más avanza la lectura de los capítulos del manga (¿en qué momento se fue Katsushika y tomó el control Urasawa?) Incluso la narrativa y la manera de prestar atención a los detalles para explicarlos al lector (como empleado de una aseguradora os digo que su descripción de Lloyd’s no podía ser más exacta) recuerdan a los de aquella aterradora historia sobre dos hermanos y un monstruo…

 

Master Keaton

 

«Hay una interesante leyenda al respecto«

 

Al contrario que otros trabajos de este autor. Master Keaton no cuenta una gran historia, sino que se divide en casos (algunos de un solo capítulo) que el protagonista debe resolver mientras pone en peligro su vida y demuestra sus casi infinitos conocimientos sobre arte y supervivencia. Esto hace que la lectura de los tomos sea amena y fácil de compaginar con otras, algo muy de agradecer, la verdad, porque la densidad de los trabajos de Urasawa suele lograr que necesitemos desconectar de vez en cuando para leer cosas más alegres y coloridas.

 

Hay que agradecerle a Planeta DeAgostini su esmero a la hora de editar la obra de Urasawa bajo un formato común (en tamaño) y con un diseño de cubierta y solapas que quita el aliento. Master Keaton casi se puede decir que gane una vez desnudo de sus solapas. El precio (14’95 € por 320 páginas) es otro de sus grandes aliados y sólo se le puede reprochar a la editorial la no inclusión del tan apreciado material extra, aunque, por otra parte, no es una práctica habitual entre los mangas publicados en nuestro país (Ivrea antes incluía comentarios sobre la traducción en series como Las Guarradas de Kaizo y hasta eso terminó eliminando…).

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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